La resurrección de Actea

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

La resurrección de Actea: un viaje desde la historia hasta la escena

Para quienes hemos estudiado los inicios del siglo XX en la música cubana, especialmente en la ciudad habanera, sabemos que el ambiente era un tanto hostil para la proliferación de las artes. Probablemente haya sido esta una de las razones por las que Actea, que hoy forma parte del repertorio operístico cubano, fue engavetada hasta su resurrección, más de un siglo después.

Como ya es habitual, el Oratorio San Felipe Neri, actualmente sala de conciertos y sede del Lyceum Mozartiano de La Habana, fue el anfitrión del estreno de esta ópera en dos actos el pasado viernes, 2 de mayo. Es esta una producción singular, pues la música fue concebida desde finales del siglo XIX por Hubert de Blanck (1856-1932) -músico holandés considerado en su tiempo un hijo adoptivo de Cuba-; aunque su concreción se ha definido en 1905.

Es cierto que del «holandés errante» nos es más familiar su repertorio pianístico, específicamente su Paráfrasis del himno bayamés; pero la intuición y el compromiso con el patrimonio musical cubano, premisa del Lyceum Mozartiano de La Habana, unido a la posibilidad de un proyecto de colaboración con la embajada de los Países Bajos, hicieron que desde hace tres años comenzara un trabajo investigativo, de transcripción, edición musical y montaje dirigido hacia la difusión de su música cameral, sinfónica y finalmente de Actea.

En el caso de esta última, un solo nombre no se puede llevar el mérito, y entre los pilares de la puesta se encuentra la musicóloga Gabriela Rojas, quien funcionó como productora general de la ópera, estando directamente involucrada en todas las etapas del proyecto desde su génesis.

Asimismo, lo que el público habanero pudo presenciar en tal estreno y las sucesivas tres presentaciones, fue la versión de la compositora y soprano Bárbara Llanes en conjunto con el dramaturgo Norge Espinosa Mendoza sobre el libreto original de Ramón Espinosa de los Monteros, la cual aportó una mayor coherencia a la trama, al tiempo que la amplió. De Norge Espinosa también fue la autoría de las notas que, tomando la forma de un barco de papel cuidadosamente ubicado en cada asiento de la sala, acompañó el programa de mano.

Bárbara Llanes, también directora general de Actea y quien asumió el rol de protagonista, se encargó de la transcripción e incorporación de textos a música originalmente sinfónica como La danza tropical -del mismo compositor- que fue insertada en la ópera; proceso que le llevó más de un año.

Fue justamente en la Danza tropical -que aparece en el primer acto- donde Bárbara Llanes desplegó un virtuosismo no superado en el resto de las escenas de la ópera, sobre todo en cuanto a giros melódicos y notas sobreagudas, que alcanzó su punto climático en una cadenza de soprano y flauta.

Otra creación de Hubert de Blanck que fue refuncionalizada fue «A la memoria de Antonio Maceo», que en para esta ocasión se insertó como obertura, en la cual interactúan dos temas de carácter contrastante, uno solemne y otro cantabile.

Ambos actos, de una proporción asimétrica, culminaron a la manera de dos de nuestras más genuinas expresiones musicales: la conga y la guajira; aunque no fueron las únicas que se incorporaron, pues, además, otra de las escenas fue concebida al estilo de habanera.

Ciertamente, uno de los momentos en los que también esperábamos mayor lucimiento vocal, esta vez por parte del tenor César Vázquez y el barítono Abdel Roig, fue en la prueba de canto de los personajes Lucio y Carioto, rivales en el juego y el amor.

Los cantantes líricos Ubail Zamora (contratenor), Marcos Lima (bajo), Samantha Correa (soprano), Dunia Pedraza (mezzosoprano) y Lien Martínez (barítono) también formaron parte del elenco. Además, se contó con la participación del Coro del Teatro Lírico Nacional de Cuba, bajo la dirección de Denisse Falcón Lay.

Por su parte, la dirección musical estuvo en manos de José Antonio Méndez Padrón, director titular de la Orquesta del Lyceum de La Habana, quien tuvo el reto de montar en poco más de una semana la música de Actea e hizo que esta fuera uno de los mayores atractivos de las puestas. Su experticia logró el equilibrio de la masa orquestal con respecto a los cantantes, aún cuando la orquesta sinfónica no se hallaba en un foso propiamente dicho.

A diferencia de muchos de los grandes títulos operísticos, Actea no incluye el tema de la muerte, pues como diría el cronista «a nosotros nos va mejor el melodrama que la tragedia…este no es un momento, ni un país para la ópera estruendosa y apabullante». Es esta una historia donde el amor y la verdad triunfan, aunque no exenta de desengaños.

Otra novedad de la ópera fue la introducción de un cronista que dialoga con la Grecia antigua donde se enmarcó la acción original de Actea, la sociedad cubana de inicios del XX -época en que Hubert de Blanck la dio por culminada-, y el actual contexto donde esta se presenta. El cronista fue encarnado por Freddy Maragoto, uno de los integrantes del elenco más aplaudidos por el público capitalino por sus monólogos altamente críticos a la manera de la sátira.

Por otro lado, es precisamente la ópera un género que no solo permite la imbricación de la literatura, la música y el teatro, sino también de la danza y el diseño. En este sentido, vimos involucrados en la puesta a tres bailarines de la compañía Danza Espiral que dirige Liliam Padrón, coreógrafa y directora escénica de Actea; aunque no desde el rol que normalmente desempeñan en esta compañía.

Precisamente es Liliam Padrón, quien ya ha tenido proyectos en común con Bárbara Llanes y Norge Espinosa, una artista que en su línea de trabajo desdibuja las fronteras entre las diferentes manifestaciones artísticas.

Por otro lado, la diseñadora escénica y gráfica Massiel Borges González, quien se ha interesado especialmente por el mundo operístico, siendo la encargada de los diseños en la última puesta de Madama Butterfly de Puccini en La Habana; fue la decisora del concepto estético que lineó el vestuario y la escenografía en Actea, el cual estuvo caracterizado por la sobriedad.

La aceptación de un público compuesto por diferentes sectores sociales y que llenó la sala de concierto los cuatro días de funciones fue, a fin de cuentas, la mayor constancia del éxito del proyecto Actea, además de que probó la efectividad del trabajo de sus promotores. Sin embargo, es aún más gratificante constatar que este tipo de eventos influye positivamente en la vida espiritual de la comunidad en la que está enclavado el espacio de presentación.

Queda constatado así que la cultura, y dentro de ella la artística, -como diría el músico cubano de origen español Joaquín Nin- «ha sido y seguirá siendo siempre la más noble y la más bella de las armas que para el combate social podemos emplear».

Por Sady Karina Rubio Fuentes, musicóloga y contrabajista

Fotografía: Xavier García

Reflejos del jazz cubano

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

"Reflejos del jazz cubano a través de la magia del lente"

Uno de los espacios musicales que abre las puertas a los artistas que representan la cultura cubana es la Sala-Teatro del Museo de Bellas Artes, situada en nuestra Habana Vieja. La tarde del domingo 27 de abril fue una de las actividades realizadas para celebrar de manera anticipada la jornada del 30 de abril, Día Internacional del Jazz. Con el auspicio del Instituto Cubano de la Música, el Festival Internacional Jazz Plaza y otros patrocinadores, se desarrolló la Expo-Concierto titulada “In Jazz We Trust” para compartir la unión de la fotografía y la música.

En un primer momento, las palabras de los protagonistas, la fotógrafa Lilien Trujillo y el pianista Ernán López-Nussa, dieron inicio al proyecto expositivo, cuyas obras pertenecen al archivo personal de la artista visual. Trujillo brindó su agradecimiento a la directiva de la Sala-Teatro por la idea, a los músicos por la confianza y al público por la aceptación y la presencia en esta gran oportunidad.

Cada una de las fotografías presentadas proporciona, a través de la imagen, una mirada hacia el músico y su instrumento como un fenómeno único. La artista se acerca a la escena jazzística cubana, improvisa con la tecnología y juega con los tonos, las notas y la progresión del alma artística.

Tras el dispositivo, Lilien capta la imagen de los fieles amantes del jazz. Los intérpretes demuestran la mezcla del folclor cubano, como lo ejemplifica el gorro del músico y director Pablo Menéndez; el contraste lumínico que exhibe Afro Cuban Jazz o Gifted, títulos de las piezas que encabezan el percusionista Yaroldy Abreu y el clarinetista “Coqui” Calzadilla, respectivamente. El centro del lobby retiene la fotografía que nombra la expo-concierto. «In Jazz We Trust», del año 2025, expresa la fe, la pasión y la entrega del pianista Ernán López-Nussa. La cámara se enfoca en las teclas del piano, establece un balance entre los tonos oscuros y claros y logra un fascinante ritmo compositivo.

En otro sentido, la pared derecha se encuadra con la emoción de los rostros jóvenes. La artista visual gira su foco hacia el saxofonista Emir Santa Cruz, el trompetista Alejandro Delgado y el pianista Diego Abreu.

La fotógrafa Lilien Trujillo, al referirse al acontecimiento, afirmó: “Esta exposición es parte de mi espiritualidad; es la razón por la que yo hago fotografía de música, de jazz sobre todo. Las fotos de ‘In Jazz We Trust’ son mi sentir con la música. Es mi favorita de las exposiciones que he tenido porque es la que más se parece a mí y es muy sensorial. Que esté hoy en el Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes es entrañable, porque en este lugar es donde se programa la mayor cantidad de conciertos de jazz en La Habana; es como la casa de los jazzistas y qué mejor que tener en la sala de tu casa las fotos de tus conciertos y de la esencia del jazz.”

El talento y la proyección que desborda la artista adquiere un alto reconocimiento cuando se trata de plasmar una perspectiva diferente del jazz en Cuba. La cámara es testigo de la luz de la música, la cercanía y de irrepetibles momentos del arte.

Más tarde, se hizo sentir la buena música de la mano del pianista Ernán López-Nussa y sus invitados. La sala-teatro estaba colmada por oyentes en una fiel conexión emocional. El pianista rindió tributo a la comunidad musical de Nueva Orleans en un gran número de piezas musicales. En la base orquestal, el bajista Antonio Guillén movilizaba el ritmo de las composiciones y, en su compañía, el baterista Adner López mostró una formidable concepción y espíritu musical ante el género.

Los invitados que galardonaron la presentación en la cuerda de los vientos fueron el trompetista Alejandro Delgado, el clarinetista Alejandro “Coqui” Calzadilla, la flautista Karen Hernández y el saxofonista Emir Santa Cruz. La sección percusiva sumó al equipo el toque de las congas de José Julián Morejón, popularmente conocido como “JJ”.

Por último, es importante añadir las interpretaciones de la cantante Lara Sprite y el joven pianista y compositor Diego Abreu. La interpretación de Ernán se apoya en giros, escalas y armonías que se sincronizan con cada una de las improvisaciones. López-Nussa dirige la música y les otorga a los invitados de la noche la seguridad para desarrollarse en cada pieza.

El arreglo “Dinga, dunga, dongo” del pianista Ernán tiene de rumba, de clave y de to’. El repertorio de la noche propuso elementos melódico-rítmicos de géneros como el blues, el swing, el funk o el jazz latino. Cada uno de los intérpretes realizó improvisaciones que expresaron la sólida información que reciben de su formación académica y de sus prácticas populares. Entre ellos, la destreza técnica que establece Diego Abreu causó emotividad en cada espectador. Como pianista, canta al unísono con el movimiento de las teclas del piano utilizando melodías de lo cubano.

En cambio, Alejandro Delgado y su trompeta moldearon el sonido, los colores armónicos y el lenguaje instrumental. La flautista Karen Hernández, como figura femenina, transmitió gran sensibilidad, dulzura y versatilidad al mezclar melodías de lo clásico y lo popular. Por otro lado, «Coqui» Calzadilla, en la aparición del danzón, el chachachá o el latin jazz, mostró la maestría de un concertante. El clarinetista ilustró los contrastes entre registros y timbres; de esta forma propone conocer el diálogo entre el clasicismo y la vanguardia estilística. Emir Santa Cruz, firme ante el clarinete o el saxofón, superaba el estándar de la armonía de cada obra. Sin duda, los vientos, maderas y metales convergen en la declaración de diversas sonoridades para trasladarnos en un viaje de ida y vuelta de La Habana Vieja a Nueva Orleans.

No podría finalizar sin hacer mención a la voz de Lara Sprite, joven que aparece en instantes en la escena y evoca lo divino entre el soul, lo lírico y lo romántico. Su voz posee un aire cadencioso que le aporta singular naturalidad a las piezas interpretadas. Al finalizar la presentación, el público pedía “una más”. Los visitantes en la sala confiaron en la música, en la dosis del jazz. Así, entre acordes, imágenes y notas musicales aconteció este fenómeno de evento que es notable por su impacto en la comunidad artística de nuestros días. Gracias a Lilien Trujillo, a Ernán López-Nussa, a sus invitados y a cada participante por hacer del arte un momento único. ¡Seguiremos confiando en el jazz!

Rocío Saylen Padilla

Entrevista Roberto Fonseca

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Entrevista Roberto Fonseca

¿Quién es Roberto Fonseca cuando se apagan las luces del escenario?
Más allá del piano hay un artista en constante evolución, un soñador melancólico, un cubano comprometido con su tiempo.

En esta entrevista, Fonseca nos habla como nunca antes:
sobre lo que lo inspira hoy, lo que aún sueña con hacer, los jóvenes músicos, la tradición afrocubana y el legado que desea dejar como artista y como ser humano.

¿Qué le diría al niño que fue en San Miguel del Padrón?
¿Y qué diría su música hoy, si pudiera hablarle al mundo?

Reparto: Entre el rechazo y la aceptación

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Reparto: Entre el rechazo y la aceptación

En la Cuba actual, pocas expresiones musicales han generado tanto debate y controversia como el reparto. Surgido a principios de la segunda década del siglo XXI, este fenómeno cultural ha dado mucho de qué hablar, no solo entre los fanáticos de la música, sino también en las redes sociales y los medios de comunicación oficiales. ¿Pero qué es realmente el reparto? ¿Por qué ha sido tan polémico y qué significa para nuestra sociedad?

¿Cuál es su origen?

El reparto no es un género aislado, sino una fusión de diversas influencias musicales. Para comprender su origen, primero debemos remontarnos al reggaetón, cuyas raíces se encuentran en Centroamérica. A finales de los años 90, este género llegó a Cuba, donde comenzó a transformarse. En sus primeros años en la isla, el reggaetón conservaba los elementos característicos de la música urbana centroamericana, pero con el tiempo, y particularmente a partir de los años 2000, comenzó a fusionarse con la rica tradición musical cubana. La influencia de la timba, el son y la rumba fue clave en esta evolución, así como la incorporación de instrumentos acústicos en lugar de los tradicionales beats electrónicos. Alrededor de 2010, se produjo una irrupción del reparto como una subcultura musical distintiva, con Chocolate MC como uno de sus principales exponentes. La clave de rumba se consolidó como uno de los elementos rítmicos fundamentales, y de ahí nació una nueva ola de música cubana, marcada por un estilo propio.

Por tanto…

El reparto es una mezcla entre el reggaetón, la rumba y la timba, un cóctel musical que refleja una identidad cubana contemporánea. Aunque la academia aún no lo reconoce como un género oficial, ya lo considera una expresión musical con características propias que lo distinguen. Canciones como «Bajanda», «El Campismo» y «El Guachineo» fueron himnos en la Cuba de los 2010, y artistas como Chocolate MC pavimentaron el camino para el auge de este fenómeno.

La Popularidad del Reparto y el Consumo Efímero

Una de las características más interesantes de esta manifestación cultural es la velocidad con la que se consume. Los artistas deben estar en constante producción porque siempre hay un nuevo tema que escuchar. Y, ¿quién recuerda hoy las canciones que pegaron hace tres meses? La popularidad en este género es cada vez más efímera y momentánea, algo que no pasaba hace 10 años, reflejando cómo el consumo musical se ha transformado en la era digital. Este fenómeno plantea una interesante reflexión: ¿qué tan sustentable es un tipo de música que, por su propia naturaleza, se consume tan rápido? Sin embargo, la competencia es feroz, y los artistas tienen que adaptarse a esta dinámica de constante producción si quieren mantenerse «pegaos».

Lenguaje: ¿Vulgaridad o Realidad Social?

Las letras del reparto son uno de los aspectos más controvertidos del género. La vulgaridad, la agresividad y la sexualización son algunos de los elementos que más se discuten en relación con este estilo musical. Sin embargo, hay que preguntarse si estas características son simplemente un reflejo de la sociedad o si, por el contrario, están estableciendo patrones de comportamiento dentro de ella.

Un claro ejemplo es la canción (que ya no está pegada) «Tómate un Jagger” (Por ustedes) una colaboración entre Fixty Ordara, Ja Rulay, Wampi y Wow Popy que se convirtió en un fenómeno en Cuba. En el momento en que la canción pegó, el Jagger se convirtió en la bebida más popular de los bares habaneros, una estrategia de marketing que aprovechó el impacto cultural que tuvo el tema. De esta manera, el reparto no solo refleja la realidad social de ciertos sectores, sino que también influye en las conductas y costumbres de sus oyentes. Es un bucle eterno. Las letras de las canciones de reparto se han convertido en parte del vocabulario cotidiano. Frases como «tienes que darte un pare» o «tacto, que llegó el reparto» son expresiones que ya forman parte de nuestra vida diaria, estableciendo una conexión directa entre la música y el comportamiento social.

Tema económico…

En el ámbito económico, el reparto ha abierto nuevas puertas para muchos músicos cubanos. Cada vez más profesionales de la música se están sumergiendo en este género, ya sea como compositores, instrumentistas, cantantes o productores. El atractivo radica en que el reparto es uno de los estilos más consumidos en Cuba, lo que asegura una buena remuneración. Aunque muchos se cuestionan por qué un músico con formación académica decide dedicarse al reparto, la respuesta es sencilla: «es donde más se paga y se paga a la mano».

Esto no está exento de excepciones, pero en un país con una economía que enfrenta diversas dificultades, la música comercial, especialmente el reparto, se ha convertido en una fuente importante de ingresos para muchos artistas. En este sentido, la mezcla de músicos académicos y empíricos en el mismo proyecto puede enriquecer el producto final, al combinar la técnica con la calle. Entender cómo se mueve la sociedad y cómo se consume la música es clave para quienes deseen tener éxito en este género.

¿Se ha reinventado el Reparto?

El reparto ha sabido reinventarse a lo largo de los años, adaptándose a los cambios de la sociedad cubana y a las nuevas plataformas digitales. Artistas como Musteerifa, quien ha logrado romper barreras en un mundo musical tradicionalmente machista y sexista, son prueba de que el reparto está en constante evolución. Musteerifa, con su timbre único y su enfoque en la autenticidad, ha logrado destacarse con un estilo que desafía los estereotipos establecidos dentro de este contexto. Además, la colaboración entre artistas de diferentes géneros está ayudando a transformar la escena del reparto. A lo largo de los años, hemos visto colaboraciones con músicos de la timba y la salsa, como Alexander Abreu o Alain Pérez, lo que ha dado lugar a fusiones que enriquecen el sonido y amplían su audiencia.

El papel de las redes sociales

Las redes sociales son esenciales para la visibilidad de los artistas de reparto. Plataformas como Instagram y YouTube permiten a los músicos jóvenes ganar popularidad rápidamente, gracias a su capacidad de conectar directamente con su audiencia. Artistas como Musteerifa y Ozunaje, con miles de seguidores en redes sociales, han utilizado estas plataformas para dar a conocer su música y expandir su carrera.

El Reparto: Reflejo de la Sociedad

Más allá de las críticas que pueda recibir, el reparto es un reflejo de la sociedad cubana contemporánea. Representa a un grupo social específico, habla de sus vivencias, sus luchas y sus aspiraciones. No se trata de demonizarlo, sino de entenderlo como una expresión legítima de la realidad social actual. Como ocurrió con otros géneros antes, como la rumba, la timba. El reparto está pasando, existe, nace, crece y se desarrolla en la Cuba de hoy. Es crucial que los exponentes del género se den cuenta de que son las principales influencias para gran parte de la sociedad, sobre todo para las nuevas generaciones. Además, es importante que los académicos, investigadores y la sociedad en general se acerquen a este fenómeno desde una perspectiva analítica y sin prejuicios, para comprender su evolución y el papel que desempeña en la cultura cubana.

Artículo: Gabriela Cano

Fotografía: Xavier García

En Gibara comprendí

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

En Gibara comprendí

El Festival Internacional de Cine Pobre nació como un acto de rebeldía. En abril de 2003, Humberto Solás lo concibió no solo como un evento cinematográfico, sino como un manifiesto: una declaración en favor de un cine independiente, capaz de trascender las limitaciones económicas y apostar por la fuerza de la narrativa y la autenticidad de las imágenes. Gibara fue el sitio elegido para albergarlo, por su belleza discreta, su aire de pueblo detenido en el tiempo y su espíritu resistente, así como por su gente, capaz de construir contra la adversidad.

Desde entonces, el festival ha atravesado etapas de transformación. Cambió de nombre y ajustó su rumbo, adaptándose a los desafíos de cada momento. Hubo años en los que pareció difuminarse, en los que su esencia quedó diluida entre otros conceptos y enfoques. Pero ahora vuelve a su raíz: recupera su nombre original y regresa a su fecha de abril. No es solo una cuestión de calendario o de tradición; es un regreso a la esencia que lo vio nacer, un recordatorio de lo que lo hizo distinto desde el principio.

Volver a ese nombre implica también una mirada más aguda sobre el cine de bajo presupuesto, hecho en los márgenes o desde los márgenes, que no compite por grandeza, sino por pertinencia. El festival reafirma así su manifiesto original: el cine pobre no es sinónimo de precariedad, sino de un lenguaje más austero, más libre y menos condicionado por el mercado o la industria.

Foto: Katherin Morán

Arrancando

El festival arrancó como suele hacerse en Gibara: con la calle llena. El desfile inaugural recorrió la Avenida Independencia, encabezado por artistas, gibañeros y el equipo del evento. Hubo banderas, bailes y gente mirando desde los portales. Más que un acto inaugural, es un gesto: poner el cine en el centro del pueblo y al pueblo en el centro del cine.

Luego, en la inauguración, se entregaron los Premios Lucía de Honor 2025 a figuras clave del cine y la cultura cubana. Casa Gitana, un proyecto cultural que ha servido como espacio de interacción para artistas nacionales e internacionales, fue galardonada junto a Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba y destacado investigador del cine cubano, por su contribución al estudio y preservación del cine en la isla. Finalmente, la actriz Verónica Lynn, con más de setenta años de trayectoria en teatro, cine, televisión y radio, recibió el tercer Premio Lucía de Honor en reconocimiento a su legado artístico.

Foto: Katherin Morán

El Programa

Durante la 19ª edición del festival, además de la exhibición de películas, se realizaron talleres de guion y dirección, donde cineastas emergentes pudieron intercambiar ideas con profesionales del sector. También se organizó un Concurso de Animación, con propuestas innovadoras que exploraron nuevas técnicas visuales.Uno de los espacios más destacados fue la Factoría del Cine Pobre, un programa diseñado para impulsar la producción audiovisual en las provincias orientales de Cuba. En este espacio, los cineastas participaron en sesiones de asesoría y pitching, con la posibilidad de recibir apoyo para la realización de sus proyectos.Además, el festival ofreció exposiciones de arte y conciertos que animaron las noches gibareñas. Este año, el programa incluyó una acertada selección de obras teatrales que resonaron profundamente entre los asistentes. «Por el monte Carulé», del Teatro de Las Estaciones; «Oficio de Isla», de la Nave Oficio de Isla; y «Smiley».»Por el monte Carulé», del Teatro de Las Estaciones, llevó a escena un universo de títeres y poesía visual. La obra, inspirada en la música de Bola de Nieve, es un homenaje a la identidad cubana desde la sensibilidad de los muñecos animados.»Oficio de Isla», de la Nave Oficio de Isla, exploró la memoria y la identidad desde una perspectiva más íntima. La obra se construyó sobre la idea de la insularidad y lo que significa habitar un espacio rodeado de agua y de historia. La pieza se convirtió en un espejo donde los gibareños pudieron verse reflejados en sus propias historias de resistencia y pertenencia.

 

Smiley, con su enfoque contemporáneo, ofreció una mirada fresca sobre las relaciones humanas. La obra, que aborda el amor y la comunicación en tiempos de redes sociales, complementó las otras propuestas con su tono ligero y humor inteligente.Para los gibareños, el acceso al teatro es un lujo poco frecuente. La llegada de estas obras significó más que entretenimiento; fue una oportunidad de encuentro con narrativas que, de otro modo, les serían inaccesibles. En un pueblo donde las opciones culturales suelen estar limitadas, el festival se convierte en una ventana abierta a nuevas experiencias.En cuanto a la música, aunque el concierto de clausura de Alain Pérez y algunos momentos de trova y jazz lograron cautivar al público, la selección general no alcanzó el nivel de otras ediciones. Sin embargo, más allá de las preferencias individuales, el festival sigue siendo un espacio donde la diversidad artística encuentra su lugar, y cada edición deja huellas distintas en quienes lo viven.Los foros teóricos del Festival Internacional de Cine Pobre se presentaron como espacios de debate donde se abordaron diversas aristas de la industria y la cultura audiovisual cubana, permitiendo que los participantes compartieran análisis puntuales y propuestas sobre los retos que enfrenta el cine en el país.

Foto: Anyi Romera

La Factoría como catapulta

La Factoría del Cine Pobre representa un espacio sistemático dentro del festival, diseñado para impulsar propuestas audiovisuales emergentes en las provincias orientales y Camagüey. En esta iniciativa, los cineastas participan en sesiones de pitching que permiten la presentación de sus proyectos ante un panel de especialistas. El proceso se centra en exponer la idea, delinear los aspectos técnicos y artísticos, y recibir retroalimentación directa que sirva para reorientar y fortalecer la propuesta.En esta segunda edición de la Factoría, se reafirma el compromiso de generar un puente entre la creatividad y los recursos disponibles. La sesión de pitching cumple la función de filtrar los proyectos con potencial y facilitar un acompañamiento que abarca desde la asesoría en la etapa de desarrollo del guion hasta la planificación de la producción. Se trata de una dinámica en la que la evaluación se realiza de forma objetiva, buscando que cada propuesta se adecúe a las exigencias del panorama audiovisual actual.

 

La entrega de premios en el marco de la Factoría del Cine Pobre 2025 constituye el cierre de este proceso. Entre los reconocimientos se incluyen apoyos financieros, asistencia en equipamiento y asesorías específicas para la posproducción. Se destacó el Premio al proyecto «Matagigantes», presentado por Osmanys Sánchez Arañó y Martha Iris Sánchez Bárcena. Paralelamente, se otorgó el Premio al proyecto «Eres hijo de alguien», de Franks D. Linares García. Varios proyectos recibieron menciones que evidencian la diversidad de enfoques y géneros.

Foto: Jorge Fernández

Y el cine y sus premios

El Festival de Cine Pobre de Gibara 2025 presentó una curaduría que alcanzó la cifra de 500 obras, con la participación de creadores de más de 30 países. Dentro de esta selección, se observa una notable presencia de propuestas de cine cubano, reflejada en las convocatorias oficiales para largometrajes, cortometrajes, animación y cine experimental.

En cuanto a las categorías, se destacó una mayor cantidad de cortometrajes, tanto de ficción como documentales, seguidos por propuestas en animación y cine experimental. Las secciones dedicadas a largometrajes, tanto de ficción como documentales, contienen menos entradas, lo que puede interpretarse en función de las condiciones de producción y la logística inherente a proyectos de mayor duración. Esta distribución evidencia que, en términos de volumen, prevalece la producción de formatos breves, lo que favorece la accesibilidad y la posibilidad de experimentar con narrativas condensadas.

A pesar de la diversidad de géneros y orígenes, todas las obras comparten un mismo punto de partida: la apuesta por el «cine pobre». Esto se traduce en la búsqueda de expresar ideas y contar historias a partir de recursos reducidos, en un contexto en el que las limitaciones presupuestarias obligan a encontrar soluciones creativas. En ese sentido, tanto las producciones internacionales como las cubanas se unen en la voluntad de innovar y comunicar de manera directa, sin recurrir a grandes inversiones técnicas ni estéticas.

En los Premios Colaterales 2025 se distribuyeron varios reconocimientos a través de distintos jurados. El jurado de la Federación Internacional de Cine Clubes otorgó el Premio Don Quijote a «Cuando las hojas del nogal se vuelven amarillas», de Mehmet Ali Konar (Turquía, 2024). El jurado de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica premió al mejor largometraje de ficción con la misma obra y otorgó una mención especial a «En la alcoba del sultán», de Javier Rebollo (España-Francia, 2024). El Jurado Joven reconoció a «Parto», de Vivian Bruckman-Blondet (Puerto Rico, 2025), como mejor largometraje de ficción; a «Ovejas y lobos», de Alex Fischman Cárdenas (Colombia-Argentina, 2024), como mejor cortometraje de ficción; a «El llanto de los héroes. La Ilíada y las troyanas en la cárcel de Bollate», de Bruno Bigoni y Francesca Lolli (Italia, 2024), como mejor largometraje documental; a «El reinado», de José Luis Jiménez Gómez (Cuba, 2024), como mejor cortometraje documental; y a «Two Ships», de McKinley Benson (Portugal-Estados Unidos, 2025), como mejor cortometraje de animación o experimental. Además, se otorgó una mención especial a «La B también se ve», de Antonieta Suárez Rimarachin (Perú, 2023). Finalmente, el jurado de la Federación Nacional de Cine Clubes asignó el Premio Único a «Luz y amor», de Cristhian Menéndez y Davide Faraci (Cuba, 2024).

En los Premios Oficiales 2025 se reconocieron distintas obras en cuatro categorías. En el Jurado de Ficción, se otorgó el Premio Lucía a la mejor obra de ficción a «Fenómenos naturales», de Marcos Díaz Sosa (Cuba-Argentina-Francia, 2024), acompañado de menciones especiales a «Cuando las hojas del nogal se vuelven amarillas», de Mehmet Ali Konar (Turquía, 2024); «Parto», de Vivian Bruckman-Blondet (Puerto Rico, 2025); y «Kokuhaku», de Adrià Guxens (España, 2024).

En la sección de Documentales, se distinguió a «Lago escondido, soberanía en juego», de Camilo Gómez Montero (Argentina, 2024), con el Premio Lucía, junto a menciones especiales a «Oasis», de Tamara Uribe y Felipe Morgado (Chile, 2024); «Mañana será mejor», de Eli Maene (República Democrática del Congo, 2024); y «El bosque intermitente», de Lázaro Lemus (Cuba-España, 2023).

Por otro lado, el Jurado de Animación y Cine Experimental consagró el Premio Lucía a la mejor obra de animación o experimental a «Yo voy conmigo», de Chelo Loureiro (España, 2023), complementado con menciones especiales a «Cedro libanés», de Nuria Suaya y Facundo Rodríguez Alonso (Argentina, 2025); y «40° a la sombra», de Eduardo Koko Elli (Argentina, 2023).

Finalmente, en la categoría de Cine en Construcción se asignaron dos premios Humberto Solás: uno a «Nunca más abril», de Ricardo Cárdenas Pérez (México, largometraje documental en desarrollo), y otro a «La gente de la ruta», de Lucas Koziarski (Argentina, largometraje de ficción en desarrollo). Además, se otorgó una mención especial a «Pizza flash», de Luca Guanci (Italia, cortometraje de ficción en desarrollo).

Volver…

Dice un amigo que los holguineros hablamos con una añoranza dulce y amarga a la vez por volver a caminar las calles de Holguín. Y sí. Esa nostalgia se extiende 33 kilómetros más allá, hasta Gibara. En esos días de julio, agosto y abril volvemos una y otra vez a la Villa Blanca para ver qué hallamos, para caminar sobre nuestros pasos y ver si encontramos los abrazos perdidos, las noches de otros años, los cócteles de camarón a menos de 25 pesos. Por eso, este festival debe permanecer en esta ciudad: para alimentar nuestra nostalgia y creernos la épica. Para cada año regresar, aunque ya hayamos comprendido que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver¹.

¹Peces de ciudad, Joaquín Sabina

Anyi Romera

 

TURAS REIMAGINADO

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

OtroLado en "Turas/reimaginado"

Todos los viernes de este abril, un espacio en la Fábrica de Arte Cubano (FAC) se transforma en un mundo de leyendas y emociones a través del movimiento y la expresión dancística con «Turas/reimaginado», la nueva versión de la compañía de danza contemporánea OtroLado DC. Es una pieza que se sumerge en el universo cultural de mitos ancestrales que cobran vida a través de movimientos innovadores y una narrativa cautivadora, apropiándose de elementos históricos y formas de baile festivas para crear una obra radicalmente cubana. Un viaje (en gaélico escocés) que esta puesta cumple con creces.

Estrenada en 2019 en el marco de la celebración de la cultura británica en Cuba, bajo la dirección de Norge Cedeño, en este 2025 deviene un nuevo territorio para OtroLado, una incursión audaz en un estilo narrativo que desafía las convenciones. «Turas», precisamente reimaginado, reaparece completamente nueva, con la valentía de un creador que, en el acto de revisitar su obra, encuentra un escenario, su espacial zona de confort donde mejor se habita; ahí muta, se renueva en un ser que no se conforma con aquello trascendido y es, en la búsqueda de más, que se calman sus demonios.

Versión desafiante, donde verás pasajes interpretativos de movimientos de una fuerza brutal, casi vikinga, y al segundo siguiente, otros con una delicadeza exquisita. En ese contraste, en esa dualidad, reside la magia. Desde el pretexto de la otrora Tura, más osada, más madura y más rica en su composición, expone un grito de rebeldía contra la uniformidad; celebra la diversidad y es una reivindicación de la identidad.

Quienes se acerquen a FAC esta vez tendrán la oportunidad de conocer la filosofía y los pilares de OtroLado DC, su particular forma de apropiarse de elementos de la propia vida del individuo para crear un lenguaje de movimiento único: sinuoso, conectado, infinito y profundamente expresivo de lo identitario. No solo vivirás una manifestación de baile en expresión de danza contemporánea; experimentarás lo extrasensorial en luces, vestuarios y expresión corporal. Un tiempo a destiempo que te permite sensaciones diversas; energía que engulle. En «Turas/reimaginado» está la invitación a mirarnos desde nuestra condición de pertenecer, también desde esa lucha interna en sabernos seres singulares con una necesidad de expresión de nuestra individualidad. Esta pieza juega con esa dicotomía que cargamos e invita, sobre todo, a “habitarnos”. Hay una sacudida, una sorpresa, pero es que Norge es gratamente impredecible.

Con un elenco totalmente renovado de bailarines llenos de pasión y talento; jóvenes, sí, pero poseídos de una fuerza interpretativa que estremece. Sus cuerpos entrenados se mueven con una precisión milimétrica, también con una libertad salvaje; son intérpretes-creadores y esto es un valor extraordinario de la compañía. Si algo distingue el repertorio es su asertividad en potenciar la singularidad, un mérito formativo que impulsa la expresión personal.

Thais Suárez, fundadora de la compañía junto a Norge, es una fuerza desbordante, de otro planeta, con una capacidad de trasmutar en el escenario de lo frágil a lo bestial; es una maestra total. Comparte con Gabriela Pérez, Yonger Castellanos, Dalila Morales, Daunis Noblet, Lorena García y Leonard del Río un elenco con un compromiso absoluto en un proyecto profesional que les brinda el espacio para brillar, para exponer todo su potencial y para revelarnos lo hermoso que reside en cada uno.

OtroLado DC siempre ha elegido un camino propio, un camino de libertad, de ruptura con el canon, hace la diferencia desde un acto de resistencia; no se repite, se exige y apuesta por la creación, en estos tiempos desafiantes y azarosos que corren, desde la más pura autenticidad. «Turas/reimaginado» es sin duda una forma de rebelión contra un mundo que suele encasillar, limitar; invalidar, también es una apuesta por la vida, la herencia de los pueblos y porqué no, la restauración en la alegría y el milagro de habitarnos.

 

Gretel Lobelle

Fotografía: Frank D. Domínguez

Madama Butterfly y sus protagonistas

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Ecos de una Ópera: La reposición de Madame Butterfly y sus protagonistas

La ópera, como forma de arte, ha sido históricamente un reflejo de la cultura y la sociedad en la que se desarrolla. En Cuba, este género ha experimentado altibajos a lo largo de los años, especialmente en un contexto donde los recursos son limitados y las oportunidades pueden ser escasas. Sin embargo, la pasión por la música y el teatro sigue viva entre los artistas y el público. En este contexto, la reposición de «Madama Butterfly» se convirtió en un viaje no solo artístico, sino también de resiliencia y superación.

Cuba es un país rico en tradiciones musicales y escénicas, donde la música es una parte integral de la vida cotidiana. Sin embargo, la ópera enfrenta desafíos únicos. Las instituciones culturales suelen estar limitadas por presupuestos ajustados, lo que dificulta la producción de grandes obras. A pesar de esto, existe una comunidad de colaboradores. Sobre esto, el director del Teatro Lírico Nacional de Cuba, Yhovani Duarte, comentó: «Esta producción es posible gracias al apoyo de la embajada de Italia en La Habana. Es una nueva producción que se queda para reponer en otras temporadas. Para el estreno tuvimos el apoyo de la embajada de Japón, tanto en asesoramiento como en el préstamo de vestuarios y accesorios».

Hay una considerable cantidad de artistas decididos a mantener viva la tradición operística lo cual significa una oportunidad única para revitalizar este género en el país. La mayor parte del elenco de solistas e integrantes del coro está formada por jóvenes. Un ejemplo es la soprano invitada Isabel Torres, perteneciente al Teatro Lírico Rodrigo Prats de Holguín, quien interpretó el rol principal de Cio-Cio-San. Nos contó sobre sus mayores desafíos: «La resistencia física y vocal es crucial, ya que es un personaje que canta muchísimo. Además, debo adaptarme a las costumbres propias de una geisha, así como a sus movimientos y su manera de caminar y gesticular, que son tan diferentes a nosotros los latinos, que somos más explosivos y articulados. El cantante lírico pasa por muchos procesos de trabajo después del aprendizaje de la partitura; debe trabajar cada detalle de la musicalidad escrita, la parte técnica vocal y también poner en voz los momentos escénicos con la dramaturgia».

Meritoria fue la participación del joven Yubal Peña Torres, quien debutó en el mundo de la ópera con el personaje de Goro Casamentero. Su desdoblamiento fue una muestra de que el futuro está garantizado. «Experimentar por primera vez lo que es encarnar un personaje —cómo piensa, cómo camina, cómo se desenvuelve en el escenario— fue un gran reto porque el personaje no tenía nada que ver con mi forma de ser; todo lo contrario».

Fueron varios los jóvenes que tuvieron su debut el pasado octubre con esta puesta en escena, mostrando esta vez un mayor acercamiento y madurez en sus personajes. Destacan Ariagna Reyes como Suzuki, Abdel Rooig como Sharpless, Adis Herrera y Dunia Pedraza como Kate Pinkerton, Félix Concepción como Yamadori y Danny Sánchez como Comisario Imperial. Los dos jóvenes solistas mencionados anteriormente y Eugenio Hernández Tenor, quien interpretó a Pinkerton —una joven promesa de la ópera— entendieron las complejidades del personaje. Pinkerton es un hombre complejo que representa tanto el amor como el egoísmo; mostrar esa dualidad sin caer en estereotipos es un desafío considerable.

La sólida experiencia de otros cantantes solistas sobre las tablas contribuye a que la obra alcance un mejor acabado. Tal es el caso de Milagro de los Ángeles y Katia Selva en el personaje principal, Cio-Cio-San; Irelio Pérez como Pinkerton; la magistral actuación del tenor Carlos Humberto Lara en el papel de Goro; el Tío Bonzo, interpretado por Marcos Limay; Jorge Temprano; y las Suzukis, Pilar Pousada y Dayamí Pérez, quienes, en sus roles, me parecieron uno de los mejores aciertos de la puesta en escena. Con su perspectiva actoral, Dayamí enfatiza la importancia de ser auténticos en el escenario: «El arte es autenticidad», declara con firmeza. Para ella, interpretar a Suzuki representa un desafío que va más allá de lo vocal; requiere un profundo entendimiento cultural y un riguroso entrenamiento físico. «Conocer y practicar costumbres como la ceremonia del té me ayuda a conectar con el personaje», dice Dayamí. «Es un proceso que me permite adoptar una forma de ser más introspectiva, contrastando con la extroversión típica de la cultura occidental.»

Dificil tarea de acompañar, pero contar con una orquesta que tiene el oficio necesario para seguir a los cantantes hace que el espectáculo sea de una belleza sonora a la par de visual. Yhovani Duarte, director titular de la orquesta, señala que fue complicado reunir a los músicos necesarios para la producción de esta ópera: «La sección de cuerdas ha disminuido drásticamente», explica. «Esto nos obliga a esperar nuevas graduaciones en las escuelas de arte para cubrir las plazas vacantes.» Este fenómeno no es exclusivo de su orquesta; todos los organismos musicales enfrentan un déficit similar. Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, la orquesta del Gran Teatro de La Habana continúa siendo un pilar fundamental en la interpretación tanto del ballet como de la ópera. Contar con músicos dúctiles que reaccionan al gesto del director es una ventaja invaluable.

Es válido mencionar a la directora de escena Maite Milián, destacada soprano que, gracias a su experiencia sobre las tablas, ayudó a que todos los solistas se vieran naturales en sus personajes; esto se debe en gran medida a su labor. Maite, como se dice en el argot popular, «no dio puntada sin hilo». El diseño escénico fue un aspecto imprescindible para que la obra tuviera un mejor impacto. La encargada de esta ardua tarea fue Massiel Teresa Borges, quien apostó por un enfoque minimalista que sugiere el paisaje japonés sin necesidad de una inversión exorbitante en elaborados decorados. Quisiera resaltar la utilización de las luces en el escenario, que juegan con efectos visuales en cada situación, muy bien establecidas y definidas, lo que le da al público no especializado una comprensión mucho más abarcadora de las escenas.

No menos importante es felicitar la ardua labor que realiza la directora coral Denisse Falcón Lay, quien, sabe llevar a esa masa coral a buenos resultados. Tanto es así que, a mi parecer, uno de los momentos más excelsos de la ópera lo tiene la famosa «bocca chiusa», que presenta una complejidad tanto técnica como musical. Desgraciadamente, no contamos con la tecnología tan necesaria, como pantallas de monitorización, para que la directora tras bambalinas pueda dirigir con absoluta confianza a su coro y ver los tiempos establecidos por el director; se requiere mucho ingenio para lograr buenos resultados.

El movimiento operístico en Cuba está en un momento crucial: dos óperas y una zarzuela en los primeros tres meses, y en mayo se estrenará otra gran producción. Aunque las limitaciones son evidentes, hay una chispa de renovación y esperanza alimentada por el compromiso de artistas y espectadores por igual. Con esfuerzo colectivo y apoyo mutuo, podemos seguir adelante en este camino, educando a nuevas generaciones y creando espacios donde la ópera sea accesible y relevante para todos.

Artículo: Jorge Luis Guzmán Tamayo

Fotografía: Xavier García

Feria de las Artes Teatrales en la Nave

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

La Feria de las Artes Teatrales en la Nave cierra sus puertas por estas jornadas.

La Comunidad Creativa Nave Oficio de Isla emprendió un viaje el pasado 27 de marzo para unirse a las celebraciones por el Día Mundial del Teatro, como cada año desde 2022. En este 2025, los espacios de la Nave se habitaron con diversas manifestaciones artísticas (música, teatro, danza, artes visuales, cine), sus hacedores y los amplios públicos. Una vez más, se integraron las artes y hubo un diálogo entre culturas. Se cruzaron distintas fronteras y se crearon nuevas alianzas para la producción y creación de proyectos.

Génesis del proyecto

Teatrales en la Nave surge de manera orgánica dentro de la dinámica de trabajo de Nave Oficio de Isla, comunidad dirigida por el maestro, actor y director Osvaldo Doimeadiós. Desde sus inicios, el proyecto aboga por la integración artística, generando una relación especial entre las artes y los públicos, los proyectos formativos, la creación e investigación, así como las posibilidades de explorar los espacios dentro y fuera de los Antiguos Almacenes de Depósito San José, ubicados en la avenida del Puerto de La Habana. En la Feria de los Artesanos (como también se le conoce) coexisten pequeñas comunidades que conforman un ambiente cultural y social muy singular. Al mismo tiempo, en las zonas externas al edificio habitan otras dinámicas, con otras calles, otros barrios y otros transeúntes. Estos dos escenarios de gran valor identitario fueron el foco de atención para los creadores del Proyecto Teatrales en la Nave, siempre respetando el diálogo con el Corredor Cultural del Puerto de La Habana.

Así comenzó el viaje donde el teatro se convirtió en el centro de las líneas temáticas y artísticas de la Feria. El ejercicio del programa académico ha sido fundamental para el diálogo teórico-práctico de Teatrales. Eberto García Abreu, asesor y subdirector de Nave, ha sabido unir con precisión los saberes teóricos-prácticos en función de la integración y el encuentro artístico-cultural.

Nave Oficio de Isla, durante estas cuatro ediciones, se ha convertido en un espacio de libertades y abrazos entre los creadores del teatro en Cuba. La gran Feria de las Artes, siempre con un tema principal que llama a la reflexión, acontece no solo en la creación práctico-artística sino desde los espacios teóricos.

En esta cuarta edición, en temporada de primavera, la Feria de las Artes volvió a resonar cerca del mar.

La dialéctica del aprendiz

Francisco López Sacha (1950-2025), escritor, profesor e investigador cubano, fue la figura escogida para abrir, hace cuatro años, el primer taller de formación y aprendizaje en Teatrales en la Nave. Hoy, el proyecto quiso rendir tributo a su labor como fuente inagotable de sabiduría. Teatrales en la Nave lanzó un tema principal: “La dialéctica del aprendiz”, que sirvió como homenaje al legado de López Sacha.

El amplio programa de la Feria contó nuevamente con la presencia de importantes creadores del ámbito cultural y académico de nuestro país. Regresó el esperado taller de la maestra Yaité Lías, dedicado al adulto mayor. También volvieron las narrativas transmedia con el director, profesor y guionista Luis Abel Oliveros. La directora y profesora Magda González Grau introdujo algunas técnicas de actuación “Frente a la cámara”. Y el penúltimo día, una clase abierta relacionó los anteriores talleres con el guion, la literatura y el cine; el escritor Daniel Burguet se encargó de guiar dicha experiencia.

La Feria de las Artes mostró “estantes” novedosos para la enseñanza artística, con un día dedicado a la Escuela Nacional de Teatro y algunos ejercicios académicos. Teatrales en la Nave fue el espacio para el conversatorio «La creación escénica integrada», con la escritora y narradora oral venezolana Flora Ovalles Villegas, en colaboración con el proyecto Narrarte y el Foro de Narración Oral «Mayra Navarro».

Las puestas en escena no faltaron: Oficio de Isla, dirigida por Osvaldo Doimeadiós; Blanco, por Pepe García; y una nueva propuesta de la Nave: Ruakh, bajo la dirección del joven creador Robert D. Luciano. La cita incluyó conciertos del Dúo Elitricia y Vocal Ensemble Concordia, y culminó con una visita especial de Santa Clara: El Mejunje Teatral.

Teatrales en la Nave, este año, rompió con los límites a veces marcados entre maestro y alumno. La retroalimentación de los saberes fue tan transparente como los espacios de Nave Oficio de Isla.

¡Y la Nave va! La comunidad reafirma la importancia de las alianzas y las convergencias de las artes y sus públicos. A cinco años de su creación, aún continúa coherente con sus principios y con la organicidad de su formación. Sin dudas, un buen transporte hacia el buen arte y el conocimiento.

Artículo: Johann R. López

Fotografía: Gabriela Hernández Montes de Oca

Nuestra Habana poética

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Nuestra Habana poética

La magia del mar nos reunió el pasado 21 de marzo, día internacional de la poesía, en Nodo Habana, para disfrutar del primer Evaloquio, encuentro de poesía de voces femeninas, como parte de la programación cultural del proyecto de desarrollo local Sin Filtro.

Patricia Rodda como anfitriona del evento dio a conocer el espacio de Nodo Habana, el cual abre sus puertas para el intercambio cultural. El primer encuentro de Evaloquio contó con las invitadas: Yanelys Encinosa, poeta, ensayista y promotora cultural; Giselle Lucía Navarro, poeta y artista visual; Damarys Benavides, poeta, productora y cantante; y el encuentro estuvo moderado por la escritora y periodista María Karla Larrondo González.

La brisa del malecón nos fue guiando, y con la temática de Habana poética se fue entremezclando la tarde. La poesía es sonrisa, transforma, abre un mar de posibilidades hacia la esperanza. El intercambio nos permitió conocer cuál es la Habana poética de las invitadas, pasando desde calles tan icónicas como nuestro Prado hasta los vestigios de edificios caídos. Nuestra Habana poética nos recita versos, nos habla entre el malecón y los escombros, entre la risa de un niño o la mirada de un abuelo.

Entre las poesías que pudimos apreciar, Patricia Rodda nos regaló “Pichón de guajira”:

De esta isla me apropio el Malecón,
sus fortalezas gastadas,
los adoquines.
Tan enquistados están en mi carne
que puedo sentir las piedras,
oprimen los órganos vitales.
Mi alma se cree habanera,
pero yo respiro al monte
y lo trepo descalza.

Nací en una poceta
que luego bautizaron Santa.
Me parió la ceiba entre dos montañas.
He pescado biajacas con las garras.
El manantial brota de mis entrañas.
Tejí una hamaca al bohío
y en las noches se acerca el cocuyo
hecho estrella.
Reposan las yaguas traviesas
junto al pozo sin nombre.

Tantos grillos en la cabeza me arrullan.
He migrado a esta ciudad no recuerdo cuándo,
abducida por las luces amarillas,
persiguiendo los cantos de murallas.
Tengo un nidito con barbacoa
por el Capitolio
y un alma
dividida.
Siempre seré la hija adoptada.
¡Un pichón de guajira!,
como mi padre decía.

Inspirar y crear en La Habana también fue uno de los temas abordados en la tarde, disfrutando del hacer de las invitadas y la relación de cada una de ellas con La Habana. Entre otro de los poemas que pudimos disfrutar estuvo “Manos de poeta” de Giselle Lucía:

Todos los días un anónimo me incendia las manos.
Cartas manchadas de poco calor.
Para un poeta son peligrosas las palabras falsas,
las amistades falsas,
las guerras falsas,
las vidas falsas.
Un poeta necesita inscribirse un dolor
si no tiene uno propio,
pero el dolor del poeta debe ser siempre real.
Las palabras del poeta
deben estar manchadas de valor.
Las palabras del poeta
no pueden ser incendios anónimos.


Todos los días un signo incendia mi mano.
Dicen que van a crucificarme.
Dicen que voy a ser la cabeza superior
de todas las cabezas.
Contemplo mis manos:
no tienen sangre
ni tierra
ni cicatrices
ninguna de esas cosas que marcan valor.


Todos los días una palabra me pesa.
Un incendio se me acomoda en el estómago.
Siguen sin construirme la cruz o la corona.
El país es un estómago
que pesa sobre nuestras cabezas,
y seguimos sin saber
si los hombres que acaban de llegar
serán nuestros héroes
o nuestros futuros asesinos.



La poesía es más que la palabra escrita y con esa premisa se le regaló a cada una de las invitadas una pieza de la artista Lucía Zalbidea, anillos con diversas tonalidades de azul como parte de la esencia de estos encuentros.

Quisiéramos tener a la poesía siempre en casa y esa brisa se quedó en el aire el pasado viernes, marcando el primer paso para los encuentros entre la literatura y sus amantes.

Women by Eyeife en La Habana

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Women by Eyeife en La Habana

El Festival Internacional de Música Electrónica Eyeife, desde su creación en 2017, se ha consolidado como un espacio que promueve la fusión de la música electrónica con las raíces afrocubanas, destacando la riqueza cultural de Cuba.

En 2025, el festival presentó una edición especial denominada WOMEN by EYEIFE, celebrada los días 7 y 8 de marzo en la Fábrica de Arte Cubano (FAC), coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer.

Esta tercera edición de WOMEN by EYEIFE se enfocó en resaltar el talento femenino en la escena cultural habanera, ofreciendo un programa diverso que incluyó sesiones teóricas y un vibrante cartel artístico, producido íntegramente por mujeres. Los talleres contaron con la participación de destacadas tresistas, empresarias, fotógrafas y creadoras como Mayvic Delgado, Julieta Pilares, Cintia López, Camila Pardo, Eme Alfonso y Rochy Ameneiro. Además, se sumaron importantes investigadoras en temas de género, emprendimiento e industrias culturales de Cuba.

La programación musical fue una muestra de la diversidad de la escena cubana, integrando artistas de diferentes géneros. Destacaron las exponentes de la música electrónica Madame Butterfly y Afropium, quienes presentaron espectáculos únicos que fusionaron la fuerza y la pasión de las tradiciones afrohaitianas con ritmos electrónicos contemporáneos.

 

El festival también contó con el apoyo de instituciones como el Instituto Cubano de la Música, la Dirección Provincial de Cultura de La Habana, el Programa Transcultura de la UNESCO y la Unión Europea, las embajadas de España y Noruega, el British Council y el Laboratorio de Música Electroacústica. Además, se sumó MADWOMAN, un aliado importante desde la comunicación y el emprendimiento.

Desde su creación en 2022, WOMEN by EYEIFE se ha consolidado como un espacio para potenciar la voz y el talento de las mujeres, generando colaboraciones y oportunidades de crecimiento artístico. Este año, el festival reafirmó su compromiso de visibilizar y respaldar el papel de las mujeres en la música, la cultura y la sociedad, apoyando el talento local y fomentando el intercambio cultural entre artistas nacionales e internacionales.

En ediciones anteriores, Eyeife ha sido escenario de la colaboración entre DJs y productores con exponentes del jazz, el rap, el rock y la danza, entre otras manifestaciones que ejercen una importante influencia en la cultura cubana y en su proyección internacional. Artistas de la talla de Roberto Fonseca, Rolando Luna, la compañía Acosta Danza, Yasek Manzano y Brenda Navarrete han participado en el festival, enriqueciendo la propuesta artística y consolidando a Eyeife como un referente en la escena musical cubana.

La edición de 2025 de WOMEN by EYEIFE no solo celebró la creatividad femenina, sino que también promovió la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres en la industria musical y cultural de Cuba. Este festival continúa siendo un faro que ilumina el talento y la diversidad de las mujeres en el arte, fortaleciendo su presencia y reconocimiento en la sociedad.