los diez tiempos

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Los diez tiempos de Roberto Fonseca.

Por Sara Sánchez

 

Roberto Fonseca es un hombre de diez tiempos. Quizás porque el azar es concurrente, coincidimos en uno de ellos y las preguntas, las tantas sin respuestas, encontraron lugar en ese intervalo de la casualidad. Pero con este extraordinario pianista no cabe el lujo de ser crédula. Sus palabras tienen dos caminos, y la pose intimidante de hombre terco bañado en malos genios incita a irse por el incorrecto. Pero Roberto Fonseca está más allá. Esa primera impresión es solo la barrera natural que lo mantiene a salvo de la podredumbre de una farándula en la que no encuentra sitio. La misma línea imaginaria que también lo excluye de otros espacios imperdibles donde se le extraña.

A fin de cuentas es su decisión. La voluntad de alguien que se reconoce como humilde en primera instancia, cuando no lo es tanto. Para nada dócil este multipremiado intérprete, compositor, pianista, músico, y la ensarta de títulos que se le pueden atribuir, es hoy uno de los principales artistas cubanos que ha sabido labrarse un nombre en los circuitos internacionales del profuso mundo del jazz y el World Music.

Y sus últimos discos así lo han demostrado. Desde los primeros hasta ABUC, y más recientemente YESUN, su noveno álbum, hablan de esa suerte de amor por la tierra y las raíces, aunque se sabe de la sonoridad internacional que entraña cada nota…Los temas, con impronta de creencias y vivencias personales, recorren trozos ineludibles de lo que es Roberto Fonseca como hombre, y del camino hasta aquí. Kachucha, Mambo pa la niña, Ocha, o No soy de esos, componen una línea sonora que te empuja por múltiples géneros como el Rap, el Funk, el reggae o la electrónica, mezclados con un solo fin, transmitir.

Con una fuerte base afrocubana también, no podía ser de otro modo para un cubano, nieto de santera, practicante él mismo, conocedor y exponente raigal de nuestras raíces más folclóricas, llega YESUN. En muchos escenarios asegura que este es uno de sus trabajos más queridos, más completos, y personales. Lo podemos sentir en el tema Aggua, que junto a la bolerista Mercedes Cortes – su madre y una de las figuras más importantes en su carrera- trae consigo una fuerte carga emocional. Y es que este disco, como la propia Cuba, rodeado de mar por todas partes, pretende ser como ese elemento…dúctil, maleable, que llega y se cuela en todos lossegmentos y aunque sea en diferentes estados, trae consigo frescura y vida.

En sus últimas entregas hay más presencias de voces, más mezclas, más cosas por decir supongo. Y tiene que ver con la personalidad del artista: “…la mezcla soy yo, el resultado de como vivo, de como pienso, de lo que quiero…” asegura.

Fijado en el mercado, pero sin dejar que el mercado imponga, solo buscando algo que puede ser diferente, trabaja sin cansancio Roberto. Aun así sorprende lo comercial que llegan a ser sus presentaciones, y teatros y estadios llenos, las más prestigiosas salas del mundo, y hasta bodas de la realeza, pueden dar fe de ello. Parte indiscutible de una élite internacional, este hombre que se dice casero para sorpresa de muchos, todavía tiene por decir…

Y si…es un gusto inmenso escuchar su música, en este último disco, o en cualquiera de los anteriores, porque su premisa siempre ha sido divertir, conmover, sacar sentimientos. Pero no hay comparación con verle tocar. Sobre todo en lugares pequeños, los que prefiere por intimidad…los de esa Habana bohemia que se nos viene encima.

Mueve el pie derecho por vibraciones cuando ya no le alcanzan los dedos.Se muerde la boca por una reacción inconsciente. Se nota que no es un hombre que piensa en el futuro y digo yo que seguro tiene miedo envejecer. Por esoes avasallante con el presente. Que arrasa, que derrumba paredes invisibles a su paso y te lleva a otra galaxia donde solo te encuentras con un sonido que no quieres dejar de escuchar, provocado por los diez tiempos de Roberto Fonseca sobre las teclas de un piano…

Dos días para Cuba

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Dos días para Cuba. Una sola voz.

Por Sara Sánchez

 

Al parecer el Hot House de Chicago, en Estados Unidos ha dado el primer paso. Unido al Instituto Cubano de la Música, y por supuesto, el Ministerio de Cultura de la isla, esta prestigiosa institución, prepara para los días 18 y 19 de julio, un “Concierto para Cuba”, claro, online…porque las restricciones del mundo no permiten hacerlo de otro modo.

Con las vestiduras de un concierto de reclamo por la justicia en tiempos tan difíciles para los países, este evento busca “denunciar las afectaciones del bloqueo económico, financiero y comercial, del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba, y apoyar la candidatura del Contingente Médico Cubano Henry Reeve, al Premio Novel de la Paz, por sus enfrentamientos a la pandemia COVID-19 en más de 30 países del mundo”, según la nota de prensa del ministerio que atiende estos asuntos en la nación antillana.

Artistas múltiples, de fama mundial y de diversos continentes se unen esta vez…como tantas, en una voz común. Músicos de Cuba, Canadá, el Caribe, Europa, África y el propio Estados Unidos estarán compartiendo una transmisión onlinede aproximadamente dos horas y media cada día, que propone mostrar lo mejor de la música internacional como homenaje a la Mayor de las Antillas.

Dentro de la gruesa lista destacan nombres como Alexander Abreu y Habana D’ Primera, Orquesta Aragón, Susana Baca, Jane Bunnett con Danae Olano, Bush, Proyecto Socio-Cultural El Patio de Adela y El Caverchelo.comb con Ben Lapidus, Jon Cleary, Bárbara Dane con Pablo Menéndez y Mezcla, Osaín del Monte, “Nachito” Herrera, Oscar Hernández, Los Van Van, Arturo O’Farrill&the Afro Latin Jazz Orchestra, AruánOrtiz,Ozomatli, OmaraPortuondo con la Orquesta Faílde, John Santos,  el Septeto Santiaguero, Síntesis, Omar Sosa, Orbert Davis’ Chicago Jazz Philharmonic, Tom Morello, DayramirGonzalez, Miguel Zenón, Grupo Moncada, Nancy Morejón, Dionne Warwick, Pedrito Martinez y Michael Mc Donald. Un elenco de lujo que ya se confirma para la fecha…

Pero otros rostros también harán sus aportes, aunque legitiman áreas más alejadas de la cultura. Desde otros ámbitos, se unirán a esta celebración, según la nota emitida, personalidades como Danny Glover, Medea Benjamin, Michael Moore, Jesse Jackson Sr., Rafael Lay, Cesar Pedroso, Jorge Gómez, Adalberto Álvarez, el Congresista Danny Davis, el Congresista Jesús G. «Chuy» García, el Consejal de la Ciudad de Los Ángeles Mike Bonin, James Early, David Soul, Ron Perlman, Judith Le Blanc, Antonio Gonzales, Alicia Jrapko, JontayDarko, Juan de Marcos González, Alfredo Caxaj, Ed Asner, Aislinn Sol, Mike Farrell, RonnieMalley y Wilfred W. Labiosa, entre otros.

Por primera vez se prepara un evento de estas magnitudes referido al espacio cultural entre ambas naciones, históricamente separadas por diversas causas. Además, de forma gratuita, donde se podrá acceder al acontecimiento mediante las plataformas y redes sociales del Hot House Global, y las instituciones cubanas implicadas, así como por la cadena de páginas del circuito de Streaming Cuba… Siempre en los horarios de 8.00 pm (La Habana, Nueva York) ~ 7.00 pm (Chicago) ~ 5.00 pm (Los Angeles)…

Dos días para Cuba, con una sola voz, pero que parece será contundente. En tiempos donde darse la mano desde la distancia es un acto revolucionario, una pequeña isla del Caribe levanta pasiones y aúna caminos, para llegara un espacio común, donde se avanza también por el arte… Donde se abraza con el deseo, y las distancias se diluyen, como las diferencias, cuando se trata de sobrevivir en el medio de un caos generalizado que no parece terminar pronto.

Para no vivir lejos un festival

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Para no vivir lejos… Un Festival.

Por Sara Sánchez

 

Hay muchas formas de no vivir lejos a pesar de las distancias, de las fronteras, de las diferencias…y es porque existen conexiones. Conexiones de todo tipo, pero las más fuertes creo que vienen vestidas de arte. Con el objetivo de unir, de crear, de fundar, y sobre todas las cosas de conectar surge el Living Away Festival. Un rejuego de nombre, solo para sentirse más cerca de los que apuestan por la grandeza de la creación, en cualquier parte del mundo.

Esta iniciativa surgida en la ciudad que nunca duerme, esa multicultural y rápida cual viento de tormenta, en la New York de la creatividad y las oportunidades, como toda buena idea nacida en este 2020, verá la luz de forma online. No existe otra forma cuando el planeta se detiene ante una pandemia que amenaza sin gritos. Pero hay fuerzas que nada las contiene. Living Away es el caso.

Reconocido como “un evento de artes socialmente distanciado y doméstico” llega con la intención de unir a los creadores de todo el mundo y al público en una experiencia colectiva donde las lecturas, si bien múltiples, sean enriquecedoras en cualquiera de sus direcciones.

Voces únicas lanzadas desde artistas diferentes, en su gran mayoría mujeres, y llegados de más de diez nacionalidades diferentes serán los protagonistas de este encuentro. Pero no los protagonistas únicos, sino que se busca unvínculo profundo con el espectador. Y para ellos se traen obras que hagan reflexionar sobre el arte como una fuerza curativa y transformadora para la sociedad, esa misma sociedad que construye el discurso diario sobre la cultura y el arte a través de sus experiencias.

Siete días acarrea este festival, donde audiencias de todo el mundo podrán acceder a un amplio programa en línea que incluye radio, películas de arte e instalaciones interactivas que se conformaran también de dialogo y análisis de las realidades cotidianas.

Talleres, una clase de cocina, una conferencia-performance, instrucciones para tomar una selfie, una clase de baile, meditaciones autoguiadas fuera de línea, paseos poéticos en el barrio y otras formas de interacción entre los artistas y el público, también conforman la idea de creación colectiva de un proyecto donde todos se enriquecen.

Todo esto y más se anuncia en Living Away, o en “Viviendo lejos”esa alternativa que aporta, del 20 al 26 de julio próximos,la experiencia de la comunidad en constante interacción, aunque esté distante. Un espacio pensado y propicio para que los artistas desde la multiplicidad de latitudes y prácticas relacionadas al arte, compartan a través de las redes, con los modos individuales de comprender los fenómenos a través de ojos ajenos, y lo incorporen a la conformación de la obra en sí… Porque el arte, como la vida misma, requiere salirse a veces de las estructuras preconcebidas y los espacios tradicionales.

Living Away, es esa metáfora para estar más cerca, más conectados, a pesar de las distancias impuestas. Es la idea de entender desde el espacio común, que entre todos, no hay límites si creamos puentes.

El polvo no se come

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El polvo no se come

Por Sara Sánchez

Roland Schimmelpfennig sabe que el polvo de los escenarios, de las butacas, de los pasillos, no se come. Y le duele porque quizás a estas alturas alguien ya lo haya intentado. El dramaturgo alemán, autor de “Una clara y gélida mañana de enero a principios del siglo XXI” deja ahora a merced de la creatividad individual un ensayo que, publicado originalmente en un diario germano, ha comenzado a recorrer el mundo de los teatros pero de manera online.

La realidad es que “La última función” es más que un texto frío, que una sucesión de letras que conforman ideas sobre un pliego. Es una declaración de principios, es un grito desesperado, es la noción del caos visto desde platea alta. Es, una metáfora del teatro encarnada en un hombre sobre las tablas, sin público, atrapado con la urgencia de salir sin tener como.

Y es que nadie lo vio llegar. Al silencio visceral de las salas, de los espacios, de las gradas, no se le escuchó escurrirse tras bastidores. No había como oler el rancio de los maquillajes, no se sabía del sitio fijo de los vestuarios… No había lugar final para el atrezo ni los abrazos. La pandemia se apoderó de los ensayos, cortó los clímax, oscureció las luces donde las había. Por primera vez en siglos, trató de amordazarse al teatro, ese que nunca se detuvo por nada, porque como la vida misma, no deja de ser.

Ahora, cuando no se sabe del fin del receso obligado, ni del retorno a la cotidianidad, las dudas y el miedo crean otras obras y se adaptan a los tiempos terribles. No solo teatros de Alemania, Noruega, Bélgica o Turquía se han apropiado del texto de Schimmelpfennig y han dado sus toques para llevarlo a las redes… El material, traducido por la también actriz Adriana Jácome, ha comenzado a caminar por el mundo de la hispanidad. México, Argentina, y hoy Cuba, se unen a esta voz universal que reinventa, como puede, los modos de hacer de este arte donde todos nos hemos visto alguna vez reflejados.

Convencido quizás que cada cual tiene su escenario, unos más terribles que otros, para ponerle voz a su obra, Roland confía. Hace lo que mejor puede y sabe en estos tiempos tan negros donde los dramaturgos y los ligados al mundo de los escenarios han tenido que inventarse una realidad paralela para no morir de tristeza, o el que menos de hambre. Para continuar con sus sueños… Porque los alimentos se pagan, las casas, la telefonía, los móviles…todo cuesta. Los telones, por desgracia siguen abajo, y aunque el show debe continuar, el polvo acumulado por los meses perdidos, no se come.

La cubania en un plano romano

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La cubanía en un piano romano

Por Sara Sánchez

Aunque Marcos Madrigal no fue uno de los chicos que creció correteando las barriadas habaneras, ni encontró en las noches del Malecón abrigo para sus primeras penas, es un cubano rellollo a todas luces. En el medio de Roma, esa ciudad deslumbrante, resalta Marcos, por encima de todos sus adoquines milenarios, porque se le siente diferente… Se sabe de la sangre que corre por sus venas, de ese gozo que lleva consigo, de la guapería heredada… todo a primer vistazo. Aunque el traje impecable y señido, la ecuanimidad y las teclas del piano clásico, traten de disimularlo, Marcos Madrigal, tiene sus raíces en Cuba, y buena parte de su corazón musical.

Y es que uno nunca se va del todo, menos quien quiere la tierra como este joven concertista, a pesar de haber hechado raíces en Italia hace más de 10 años ya. Empeñado en la movilidad del arte, Madrigal casi de la mitad del año lo destina a planificar en Cuba un evento dedicado a su mayor pasión: Habana Clásica, su hija pequeña. Es esa sensación de traer lo mejor de varios continentes, de las salas de conciertos, hasta los rincones más inusitados de la capital cubana. Un encuentro que cada año crece y suma manifestaciones que atrapan hasta al más desinteresado en las sonoridades de cámara. Pero no es todo.

En los últimos días vió la luz un nuevo fonograma que arrastra titulares y el nombre de Cuba ligado a Marcos, aunque se gestó a más de 8000 kilómetros de la isla. «Chansons y Songs», es la primera entrega de Hemisphaeria Trio, un proyecto en el que comparte con otros dos solistas reconocidos del panorama concertístico internacional. Junto al tempo caribeño, la soprano italiana Damiana Mizzi, quien se presenta con regularidad en importantes teatros de ópera a nivel mundial, y Roberto Masueto, quien ha centrado su carrera en el repertorio camerístico y colabora regularmente con la orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia… Una sinergia divina, a decir de la crítica. Debe ser que cada uno le pone magia por igual…

Bajo el sello de la casa discográfica italo-japonesa Da Vinci Publishing, especializada en música clásica y jazz, nace este lujo, porque es un lujo, donde el grupo de músicos se unen «hechizados por el descubrimiento de un repertorio en su mayoría desconocido», según el sitio oficial de Hemisphaeria Trio. Chansons y Songs lo integran tres ciclos de obras con textos poéticos franceses que fungen como hilo conductor de esta propuesta con composiciones del francés Maurice Ravel, el británico James Francis Brown y la rumana Liana Alexandra… un ir y venir de sonoridades que sin dudas, en varios acordes, tiene sabor a trópico. Un regalo imperdible, digamos.

La realidad, es que siempre se piensa la música clásica de concierto más estilizada, esbelta, menos popular… pero si algo demuestra Marcos Madrigal, es que la melodía rompe fronteras, y cala clases… Porque si es un lenguaje universal, no importa de donde venga, si trae armonía al espíritu… Y no importa que este joven no haya crecido correteando las barriadas habaneras, no hace falta para quererlo y saberlo nuestro, porque la sonrisa, Malecón de su alma, lo delata.

Los sueños: un año de tunturuntu

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Los sueños: Un año de Tunturuntu

Por Sara Sánchez

Foto: ISTOCK

Alguna vez escuché que si deseas algo con mucha, mucha fuerza la vida no tiene otra opción. Te lo concede. Quizás fue ese el empeño que un grupo de soñadores le impregnaron a un proyecto digital que dio sus primeros pasos en Instagram. Pasos discretos. Unos cuantos post relacionados a la cultura cubana, a esa que todos conocemos porque es de dominio común. Un año después, y luego de muchos avatares, una pandemia que removió el mundo y otras tantas manos sumadas, Tunturuntu ya se mueve entre los ámbitos de las plataformas digitales, que desde la seriedad y el respeto, ofrecen una mirada abarcadora sobre el amplio panorama sinestésico que envuelve la mayor de las Antillas.

Y es que se trabajó y se trabaja, para contar esa otra versión de Cuba que no está en las postales de turismo. Pensar un país que desde la cultura, una de sus mayores fortalezas, es más que sitios conocidos. Un país que es más que ron, playa, tabaco y mulatas. Más que la Plaza de la Revolución, La Catedral de La Habana y la Bodeguita del Medio. Más que Trinidad, Varadero y Viñales. Más, también, que Celia Cruz y el Buena Vista Social Club. Y tratar que, sin dejar de ser todo eso a la vez, porque lo es, podamos encontrar otros resquicios, que nos cuenten una Cuba más nuestra, más de todos.

Foto: ISTOCK

Ese fue el reto, tratar de crecer sin perder el rumbo. Caminar sobre temas, más que de interés, de sentimientos. Entregar en cada palabra que se compartía al público, un pedazo de la isla que todos queremos, sin vender el alma. Abrir ojos sobre figuras y hechos olvidados en una tierra que en buena parte, es quien es, por esas figuras y esos hechos. Arrojar luz sobre puntos de silencio, eso además pretendió Tunturuntu. Y no importa si siempre lo logra, lo que vale es que siempre lo intenta. 

Encontrar en la música, en las artes plásticas, en la escena o el audiovisual, por mencionar algunos, el pretexto para acercarnos a un público diverso, ha resultado, más que un desafío, un impulso colectivo. Estar al tanto del universo de información que mueve Cuba desde el arte, y acomodarlo para que fuera atractivo, fresco, novedoso, cuanto menos, ha sido una carrera de resistencia. Saber tirar de ese hilo que mueve sensibilidades, que toca fibras, que motiva, desde los ámbitos de la creación, sigue enseñando a todos cual escuela. Porque eso es lo que sucede cuando se trabaja con ganas, se crece.

Foto: Havana Club

Sobrevivir a tiempos duros, de encierro obligatorio, ha sido parte indiscutible del desarrollo de este proyecto que cree que la cultura salva, y lo ha demostrado. Encontrar en decenas de conciertos online, de clases de baile o de cocina, de charlas con cineastas o activistas de la Comunidad LGBTQ+, el espacio para aportar desde el hacer, no solo a los cubanos isla adentro, sino de todo el orbe, sigue siendo una prueba. Contarles de las “reinas de Cuba”, de los espacios de creación artística que no son visibles en los diarios que circulan o de la nostalgia de las viejas canciones del feeling que quedan en una gaveta, ha sido, más que encantador, un sorbo de aire fresco.

Parece poco y ya han pasado más de 360 días en una rueda que no perdona. Pero el tiempo se ha encargado de ponerlo todo en su sitio. “Tunturuntu”, devenido del argot popular, es más que una plataforma digital, porque es una comunidad. Una asociación de amigos, de gente querida, que se levanta todos los días creyendo que un mundo mejor es posible, y pensando como dejarte un pedazo de la tierra que le inspiró para nacer. Por eso no se detiene, porque los sueños se cumplen, y un año ha servido para comprobarlo. Feliz Aniversariooooo!!!!!!

perdoname conciencia, por desempolvar

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Perdonáme conciencia, por desempolvar

Por Sara Sánchez

“…Fue duro tu reproche

Aunque sé que esa noche

Yo me lo merecía…”

Las voces de la canción cubana tienen un timbre especial. No solo los tonos desgarradores que asumimos como cantinas del alma tras eventuales dolores… No. Son los colores vocales que desde otros siglos venimos arrastrando como un legado imprescindible del contexto cultural cubano. Pero más que las voces son esas canciones inmortalizadas que saben a mar, a sol, a isla, en cualquier lugar del mundo lo que provoca verdadera nostalgia.

Son esas canciones que por desgracia cada vez menos se escuchan, y que tenerlas en tu lista de reproducción te convierte en bohemio para unos, en cool para los pseudointelectuales sonoros, en anticuado para más de la mitad, en raro para el resto… Y así vamos perdiendo a “Yolanda”, a “Contigo en la distancia” o a “La gloria eres tú”…temas que más de medio mundo jurarían que pertenecen a otros intérpretes que le han dado vida en grandes escenarios. Pero bastara escucharlas en una garganta cubana para saber del sentimiento y de la mano que las escribió…

“Tú me quieres dejar

yo no quiero sufrir

contigo me voy, mi santo

aunque me cueste morir”

Dice algo que podemos tararear con los ojos cerrados, sin temor a equivocarnos… Y es que “Lágrimas Negras” es un clásico de todos los tiempos. Compay Segundo la dejó para ser versionada, para ser cantada, para ser llorada en los muros del Malecón habanero… Es la determinación en carne viva. Vida por medio, el amor delante. ¿O el capricho? Habría que ver…

“Como gasto papel en recordarte

como me haces hablar en el silencio

como no te me quitas de las ganas

aunque nadie me ve nunca contigo”

Y aquí otro destello de luz en pleno pecho. El álbum “Mujeres” de Silvio Rodríguez, allá por 1978 recogió una ensarta de temas como este. “Te doy una canción…” Como doy el amor, con ese grito de guerra a todo que le pone la inolvidable Elena Burke y que es una de las letras más hermosas de la trova de la isla. En aquel año 78, y en este 2020 todavía.

“Háblame de un sol desconocido

te regalo el tiempo que he vivido

quédate amor aquí en mi pecho”

Es que son tantas las canciones que a veces deberían tatuarse en la piel y que han marcado una generación toda, que no alcanza el tiempo para graficarlas, ni media vida para escucharlas. “La Habana en febrero” de Liuba María Hevia pudiera ser otras de las imposibles de olvidar. De esos arreglos tan acomodados que nada sobra y nada falta, cada coma, cada letra, cada lágrima que seguro provocó.

Pero si algo tienen todas y cada una de estas canciones es una marca ineludible de dolor. Un pesar más fuerte que el tiempo donde se pensaron o fueron estrenadas, y que hoy las trae hasta aquí. No importa si son cantadas ahora en un escenario más pequeño, poco luminoso, en la intimidad de un balcón, o a teatro lleno. Suena cualquiera de las letras que empoderan la cancionistica cubana, y por herencia acumulada, o memoria selectiva, te hará estremecer. Porque no es un dolor amargo, es un dolor otro, inexplicable.

Quizás para muchos estos días de obligado quedar en casa, fueron buenos para desempolvar. No solo libros, estantes o closets que no se tocaron en décadas… También boleros, bolerones de victrola que son pura poesía, y eso en tiempos tan grises, salva. A mí que me sorprenda el planeta sin virus cantando como la Secada, como la dueña del público que fue Moraima: “Perdóname, perdóname conciencia…Razón sé que tenía, pero en aquel momento todo fue sentimiento…La Razón no valíaaaa…”

Desde la ventana, mi ventana

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Desde la ventana, mi ventana…

Por Sara Sánchez

Foto de Kaloian Santos tomada de Facebook

Ese pueblito del cono sur latinoamericano de paredes blanquecinas, los cristales del Salar de Uyuni, o aquella calle romana que despertó la primavera. También La Habana en todas sus perspectivas, en todos los ojos posibles, en todas las ganas. Y Santiago, y Guane y hasta el Río Toa. Todo eso he visto en los últimos días desde la ventana, mi ventana, que es la ventana de todos…

No es que haya estado de casa en casa, menos de pueblo en pueblo. El distanciamiento social nos apartó de todo lo que más queríamos, incluyendo viajes, visitas y amores… Pero una rendija ha sido suficiente para llegar a lugares que jamás hubiésemos prestado atención si no fuera por el aburrimiento de la jornada, por el tedio de no poder salir a desandar las calles.  

Foto de Gabriel Guerra Bianchini tomada de Facebook

Si algo podría hacerse luego que todo esto pase, es una exposición, pero una gigante. No ya el fotógrafo que le viene innato el placer de capturar un poco de luz para siempre. No. El común, el que solo se hacía selfies. El que más o el que menos, se ha tomado el tiempo de montar una instantánea aunque sea a la comida de su parte orgullosa de chef. Algunos han ido más allá, han tenido sesiones enteras, seguimiento a un tema, disertación de un caso…

Foto de Gabriel Guerra Bianchini tomada de Facebook

Los ejemplos sobran, los menos anunciados por la tv para recalcar las iniciativas online, y el grueso traficado en redes sociales. La otra parte, para consumo propio, para enseñar al mundo cómo se pasaba la cuarentena de cada cual. Y no tenía nada que ver con aburrimiento ni tiempo sin causa, era más el sentido de comunicar. El miedo a no saber cómo hablar luego de todo, de olvidar como se dice: me gustaría que hubieses estado ahí, aquí, en esta esquina del mundo conmigo.

Foto de Kaloian Santos tomada de Facebook

Descubrimos así la ropa más cómoda de los amigos, o de los no tan amigos. Conocimos los resquicios interiores de las salas, las cocinas, las habitaciones… Supimos cuántos juguetes tienen los niños, como los riegan desde las 6am hasta la madrugada y así sucesivamente, aunque nunca jueguen con ellos. Nos enteramos que si pones la punta de un boniato en un bol con agua, tienes una planta en 4 días que espanta las malas energías, vimos panzas crecer, manitas de bebé, la alegría por una cerveza hasta del abstemio, o la ropa colgada del clóset sin usar, con toda la saudade que lleva.

Foto de Gabriel Guerra Bianchini tomada de Facebook

Pero no fue lo más terrible, no nos rompió tanto como las ventanas o los balcones. En cada foto tomada desde esos lugares y posteada, había un grito interior. Las ansias infinitas de libertad iban cargando nostalgia en atardeceres muchos (porque creo que los atardeceres más lindos de la historia se han visto en la cuarentena, o será que nos hemos tomado el tiempo de verlos…bueno), en las calles desiertas, en las piedras del patio, en los marcos de madera, en buhardillas o vitrales, en la ciudad de fondo que nos tocó cuidar desde el interior de nuestras casas.

Foto de Gabriel Guerra Bianchini tomada de Facebook

En las imágenes de casa afuera, más que de puertas adentro, está la verdadera soledad que cada cual vive como puede y como sabe hacerlo en este tiempo. Está la añoranza del camino recorrido a diario, del café con los amigos, de desandar una ciudad. Y qué bueno, que tuvimos ese pueblito del cono sur latinoamericano de paredes blanquecinas, los cristales del Salar de Uyuni, o aquella calle romana que despertó la primavera. Que hermosa también La Habana en todas sus perspectivas… Que grande que mi ventana fue tu ventana, y que aquella otra fue nuestra y de todos. Así, quizás, hemos sobrevivido.

hablandoconcineastas

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Hablando con cineastas cubanos

Carlos Quitela

Lía Rodriguez

Pavel Giroud

Jorge Perrugoría.

Jesica Rodríguez

Jazzton

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Jazzton, lo nuevo que llega

Por Sara Sánchez

“JazzTon” así se titula el más reciente single del jazzista Harold Lopez-Nussa que desde este 29 de mayo se encuentra disponible en las plataformas digitales. El nuevo tema, que comparte con el artista de música urbana Randy Malcom, integrante del popular dúo Gente de Zona, resulta una mezcla entre varios géneros musicales, que por primera vez en la historia sonora cubana se acompañan. Jazz y Reagueton es la propuesta esta vez.

«La buena música es tan impactante que no importa en qué estilo o género elijas expresarte. Por eso quería mezclar reggaeton con jazz. El reggaetón es el estilo de música más controvertido en Cuba y, al mismo tiempo, el estilo más popular de la última década.» Aseguró el propio Harold.

“JazzTon” aparece como parte del nuevo álbum Te lo dije, que ya anuncia su presentación completa para el verano. Sin embargo este tema en particular se lanza como un producto completo que está acompañado desde el audiovisual también con la mano del creativo y multipremiado realizador de la isla Joseph Ros.

«Al principio, pensé que mezclar estos dos estilos sería un gran desafío, pero aceptamos el riesgo y me encanta el resultado», cuenta Lopez-Nussa cuando adelanta que el nuevo disco trae fusiones interesantes de ritmos desde los más tradicionales hasta los más contemporáneos. Con fecha de estreno para el 28 de agosto próximo, Te lo dije cuenta con las colaboraciones especiales del acordeonista Vincent Peirani, y otros artistas que aún serán sorpresa. En tanto, tenemos un adelanto con «JazzTon».