The future is now? Un territorio en disputa simbólica y política

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

The future is now? Un territorio en disputa simbólica y política

Vivir en Cuba, entre caídas del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), apagones programados, o no, y tarifas que se disparan, obliga a repensar cada forma de acceso a la cultura. En este contexto, The future is now?, inaugurada el 9 de junio en la Fundación Ludwig de Cuba, no se presenta como una contradicción retórica, sino como una provocación lúcida: una exposición colectiva que interroga la inteligencia artificial desde la fragilidad de la conectividad, transformando la carencia en motor de pensamiento y potencia creativa.

La muestra, curada por un equipo liderado por Aarón R. Moreno, no surge de un capricho tecnológico ni de una fascinación superficial por la IA. Es el resultado de un proceso de investigación sostenido, alimentado por tesis, desplazamientos y cruces internacionales que ensayan formas de crear en entornos con recursos limitados. Aquí la IA no se impone como un tema de moda, sino que se instala como problema y materia de especulación situada.

Un dato crucial atraviesa esta constelación: la mayoría de los artistas y co-curadores, todos vinculados de una u otra forma al ámbito cultural y académico alemán y europeo, provienen de contextos donde el acceso a infraestructura, redes de producción y capital simbólico es incomparable con el de la isla. Lejos de neutralizar la apuesta, esta tensión se vuelve el núcleo del gesto curatorial, pues la pregunta no es solo qué puede hacer la IA aquí, sino qué significa que la periferia dialogue con lenguajes e infraestructuras que provienen del centro.

La curaduría asume este desequilibrio con lo que podría llamarse una ética de la contingencia: la precariedad tecnológica no es obstáculo, sino catalizador estético. Obliga a replantear, una y otra vez, cómo se reconfigura lo humano en diálogo con lo artificial y hasta qué punto controlamos la máquina o esta nos entrena a nosotros. Cada obra despliega preguntas urgentes: quién entrena la IA, con qué datos, qué sesgos reproduce, quién decide qué es ético y qué no. Lejos de vender un futuro brillante y homogéneo, la exposición revela grietas, opacidades e incertidumbres.

Aquí no se exhiben proezas técnicas ni se celebra la IA como caja negra incuestionable. Al contrario, cada pieza actúa como una interfaz crítica que desnuda la IA como sistema de extracción de datos, energía y tiempo, y recuerda que todo algoritmo arrastra filtros corporativos, políticas de vigilancia y narrativas de poder. El montaje renuncia a la espectacularidad y privilegia la sinergia colectiva: cada obra se potencia en relación con las demás, tejiendo una constelación que interpela tanto la mirada como la conciencia.

Un gesto silenciosamente político refuerza esta apertura: la inclusión de textos junto a cada obra, que podría parecer un recurso didáctico, funciona como herramienta de democratización. Acerca la complejidad técnica a la experiencia sensible, sin arrogancias, y fomenta un diálogo horizontal en un país donde la conversación sobre IA todavía está filtrada por infraestructuras precarias, narrativas corporativas y un acceso profundamente desigual.

Que buena parte de esta conversación provenga de voces extranjeras no neutraliza la pregunta local; más bien la amplifica. La exposición no resuelve la desigualdad entre quienes producen tecnología y quienes la padecen, pero convierte esa brecha en materia viva de especulación crítica. Desde la periferia, la precariedad —lejos de ser folclore de escasez— expone la infraestructura como un campo de disputa de datos, de cuerpos y de futuros posibles.

Quizá la mayor virtud de The future is now? sea recordarnos que la IA no es un destino inevitable ni una promesa neutra, sino un territorio en disputa simbólica y política. Desde esta isla del mundo se reactiva una pregunta urgente: qué futuros podemos imaginar colectivamente cuando la tecnología se apropia, pero también se resignifica.

Para quienes buscamos traducir lo complejo en lenguajes habitables, esta exposición es mucho más que arte digital: es un laboratorio de posibilidades. Un recordatorio de que, incluso sin permiso de la conectividad, es posible producir sentido, sostener pensamiento crítico y reconfigurar lo humano en diálogo con lo artificial.

Que esta exposición sea apenas un punto de partida. Que vengan más grietas, más preguntas, más imaginarios.

Evelyn García Hernández

Foto: Laboratorio de Arte y Tecnología (LAT)

Exposición fotográfica de May Reguera.

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Exposición fotográfica de May Reguera.

¿Cuántas dimensiones puede abarcar un color? Esta vez el ROJO es la respuesta a muchas interrogantes. Crear es, quizá, la esencia primaria de May Reguera, actriz y fotógrafa, quien inauguró el pasado 6 de junio a las 6:00 p.m. en la Galería Taller Gorría su séptima exposición personal, ROJO.

May Reguera (Cruces, 1990), graduada de la ENA y luego del ISA en la disciplina de teatro, es una mujer curiosa e intuitiva; desde ahí llegó a la fotografía. Sus exposiciones anteriores han marcado un recorrido por la diversidad, la igualdad de género, la libertad de expresión, la maternidad y la sororidad. Dentro de las propuestas de Reguera podemos dialogar también con los colores y con la naturaleza, una mezcla perfecta que marca un estilo propio de la autora.

Banco representa su primera muestra al público, una exposición exhibida en Cruces, su ciudad natal. Telón (2016) llega como su primera exposición personal que representa, según ha dicho la artista, un salto de la actuación hacia la fotografía. Amarya (2018) y Paisaje (2018) constituyen muestras que permitieron el intercambio entre los colores, la observación y una esencia única de la artista para ver la vida.

Luego de la censura de una foto de la artista en redes sociales, llega la idea de Libre (2019), muestra donde exploró el desnudo como metáfora de liberación. Vida #latribu (2022) es su primera exposición luego de ser madre; de ahí el concepto principal de la misma: “Vida nació de la soledad que implica entrar en la maternidad y del tránsito hacia maternar en tribu, de encontrar nueva compañía, de encontrar un ejército de mujeres y sus armas poderosas: las tetas”.

Llegamos a Ceiba (2024), exhibida en España en el marco de la Semana Hispana de la Moda, lo que refleja el amor por la creación desde la semilla: “Raíces y ramas del árbol que sembré en mi patio mientras crecía”. Oleaje (2024), como concepto, inunda el recorrido de la artista y su participación dentro de la exposición colectiva con la que se graduó de Máster en Fotografía por PhotoEspaña; constituyen el recorrido artístico de Reguera.

Las propuestas de May destacan por sus colores vibrantes. Amar_y_ya constituyó la primera exposición donde se hacía referencia al color desde el nombre, muestra donde se plasmó, desde el estilo de la artista, la obra de diseñadores consagrados y emergentes. Enfocando, como esencia de la artista, el gran peso en las percepciones que podemos experimentar desde el color. En esta ocasión, ROJO llega para reflejar el virtuosismo de Reguera con una muestra de más de 50 fotografías y varios formatos expositivos.

Mi primer acercamiento a ROJO fue a través de una convocatoria abierta en redes sociales, donde la artista invitaba a toda mujer a participar en su próxima exposición. Lo que tenían que hacer era donar un vestido rojo; el día previsto se les realizarían fotos y las involucradas dejarían en video un testimonio personal.

En esta ocasión, May busca mezclar la fotografía, el teatro y a la mujer desde el simbolismo del color rojo.

La fotografía es vida para May, la opción de transformarse y transformar lo percibido a través de su lente. Montar el set, fotografiar, crear personajes, desmontarlos; desde esa premisa y como homenaje al teatro cubano, se mezcla el vestuario, el escenario y voces representativas para conformar una nueva mirada de la escena. El teatro, parece susurrarme Reguera, es casa.

El teatro no ha sido solo un concepto para esta exposición sino lugar y, ¿por qué no?, refugio de algo más que escenas. Entrar al escenario cuando no hay público también tiene su magia: apoderarse del tabloncillo, mezclar el vestuario con otros personajes; esta vez personas que se entregaron a la artista para el acto de crear.

ROJO también es hilvanar el dolor femenino, honrar a la mujer desde su fuerza y creatividad. La exposición tendrá lugar del 6 de junio al 28 de junio, donde los interesados podrán disfrutar de la obra y participar en las conferencias que se llevarán a cabo en la propia Galería Taller Gorría, ubicada en San Isidro #214, entre Picota y Compostela, a cargo del actor Fernando Hechavarría, Fabricio Hernández y Laura Delgado.

La misma ha contado con el apoyo de: Havana Club, Restaurante La Marina de 70, Leo Migue, taller de impresión Olimpo, y proyectos Jibaro y La Mata.

La muestra unió diversos formatos artísticos como la fotografía, instalaciones textiles, acciones performativas y video, lo que permitió un diálogo entre el espacio y el espectador.

ROJO es la calma con la que se teje, pero también es el grito.

Maria Karla Larrondo González

Artistas que emprenden o se reinventan

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Cultura y sobrevivencia: artistas que emprenden o se reinventan

Vivir del arte nunca ha sido fácil. Si un niño dice que cuando sea grande quiere dedicarse al arte, al menos un integrante de su familia se lleva las manos a la cabeza. Porque los artistas se mueren de hambre. Porque no hay trabajo.

Pero, entonces, ¿qué hace uno con todo lo que lleva dentro? ¿El artista nace o se hace? Yo creo que nace y se mejora con el tiempo. Y uno no puede dejar de querer crear, porque el arte va dentro de sí mismo y es lo que impulsa al artista.

Si de pronto la humanidad se extinguiera y volviera a surgir y evolucionar, el arte volvería a nacer. Porque antes de hablar bailábamos e intentábamos cantar. Porque elegimos el arte como manera de expresarnos y trascender.

El problema es que el arte es peligroso. Te hace pensar y te hace querer decir cosas. Te hace querer cambiar el mundo. No conviene que existan los artistas, y no por el viejo cuento de “¿entonces quién va a cultivar la tierra?”. No conviene que existan los artistas porque casi todos hablan de sentimientos, de humanidad, de transformación social, de lo mal que estamos.

Para ser artista hay que estar estable financieramente, y para ello hay que dividirse entre la dicotomía de hacer lo que se ama o hacer lo que vende. Se cree que es fácil ser artista, pero no lo es. Se cree que el arte no es necesario, pero al final del día a todos nos gusta una canción, un poema, una película. Y realmente no hay tanta diferencia entre un médico, un agricultor y un artista. Todos, de algún modo, salvan vidas.

Vivir en Cuba tampoco ha sido fácil. Nunca. Jamás hemos estado sobrados de transporte, comida, ocio. Jamás hemos podido decidir ampliamente qué hacer en las vacaciones, qué platos cocinar o cómo vestir.

Ser artista en Cuba conlleva, entonces, el doble de sacrificio. No es fácil comprar instrumentos, llegar a un ensayo, tener una computadora o conseguir materiales para pintar o esculpir. Muchas veces implica también un gran sacrificio por parte de las familias para sostener económicamente un sueño.

Pero, ¿y después? ¿Qué queda? ¿Cómo se sobrevive en una isla donde cada día parece que se acaba el mundo? Hay vías, hay que saber buscarlas. Hay que hallar el equilibrio entre hacer lo que se ama y hacer lo que se vende. O cambiarlo todo sin dejarlo todo. Inventar, en un punto totalmente contrario, la manera de vivir en una zona que, desde luego, no es tu zona de confort, pero que es rentable y que aprendes a amar.

¿Qué hace para sobrevivir el artista cubano?

María Laura Germán / @marialauragermanaguiar / @una_talla_natural 

María Laura no es una mujer común; por tanto, no es una persona que puedas ignorar fácilmente. La primera vez que la vi fue actuando con Teatro El Portazo. Ser actriz es una de sus facetas. Es actriz, dramaturga, directora, escritora, emprendedora y madre.

La primera vez que le hablé fue después de ver I Want, su primera obra como directora. Entonces escribí: “Siempre la he admirado, soy fan. La muchacha escribe, actúa y dirige. No se queda quieta. Trabaja para niños y hace teatro en cabaret con la misma energía y el mismo amor. A los teatristas como ella se les nota la pasión por encima de la ropa.”

Creó I Want como resultado de “dos procesos acumulativos: tantos años haciendo teatro y con ganas de dirigir, pero con terror a hacerlo, y la pandemia”, durante la cual comenzó un trabajo de creación colectiva online que nunca llegó a concretarse, pero que la salvó de “la terrible desolación de la cuarentena”.

Lo hizo por “la necesidad de decir cosas de una forma diferente”, a su manera, “que no es más que la conjunción de aprendizajes en Teatro de Las Estaciones y Teatro El Portazo”.

Sin embargo, ahora mismo I Want está en pausa. María Laura me dice que no lo logra, que “ahora mismo hacer teatro independiente no es sustentable. O al menos yo no lo logré.”

Decidió, entonces, buscar otra vía. Y fue así como llegó a la cosmética natural, emprendió porque tiene a Lola, su niña, y porque el teatro solo no le daba aunque sé cuánto de sí entregaba.

Me dice que es lo mismo vender cosméticos que presentar una obra de teatro, pero que, por sobre todas las cosas, le pone “la misma bomba” a todo lo que hace. Le gusta que las cosas queden bien, y sé que es una mujer que se apasiona. Se enamoró del proceso, descubrió un universo que le encanta. Y, aun así, con varios trabajos y una vía alternativa, tampoco alcanza.

Pero, ¿cómo logra llevar ambos trabajos junto con el más duro y peor remunerado, ser madre? Organiza el tiempo, escribe “hasta que se agota la batería”, lleva redes sociales hasta que se cae la conexión… Y se agota, por “no descansar buscando y haciendo mil cosas para tener dinero. No descansar escribiendo o inventando a deshoras. No descansar lavando o cocinando de madrugada”.

La “aniquila” ese agotamiento físico y mental, aunque sea “la persona más positiva del mundo” y, a veces, tiene que “sacar la creatividad y ponerla al sol, para que reviva”.

Su dramaturgia es difícil rompérsela, me dice; si le quitan eso, ¿qué le queda? Pero no está dirigiendo, por cómo se vive en este país. Espera dirigir Miss Drama pronto, debe dirigir Miss Drama pronto. Y ella toca madera y yo también, por ella.

Sobrevive con un ojo que le tiembla, ataques de ansiedad en los que tiene hambre todo el tiempo, buscando consuelo en la risa de su hija, en el apoyo de su novio, mirando el río cada día cuando atraviesa la ciudad de Matanzas con Lola en el coche. Tragando en seco y volviendo a empezar. Cada día. De cero. Trabajando.

Recibe apoyo de todas partes; la apoyan en todo, dice ella que eso la hace feliz y supone que es el resultado de tantos años trabajando, pero también es por todo lo bueno que desprende.

Necesita al público, a la comunidad, pero el apoyo de su familia es vital. En lo práctico y en lo emocional. La confianza y delegar tareas. Acompañarla y cargar mesas y productos, sostener “toda esa locura” que es cuando quiere lograr algo.

¿Es el arte una herramienta de resistencia y transformación? De resistencia, sí. De transformación… únicamente interna y personal. Porque ya está visto que en este país no es uno quien transforma nada.

No le pregunto si ha pensado dejar el teatro, porque es preguntarle si ha pensado en dejar de existir. En cambio, le pregunto si ha pensado irse, llevar su arte a otro lugar. Me dice: “Estas son probablemente la pregunta y la respuesta más tristes que he dado en alguna entrevista. Yo nunca había valorado la idea de irme. Nunca. Ahora pienso en eso casi todos los días. No todos, pero casi todos. Y eso me estruja el corazón”.

La Salamandra-Dedos: Tiendita de Juguetes / @teatrodetitereslasalamandra / @dedos_tienditadejuguetes

El Grupo La Salamandra nació el 18 de julio de 2002. Lo nombraron así por historias muy íntimas de sus fundadores: Ede Rodríguez y Roberto (Kiko) Figueredo, ligadas a estos animalitos que pululan en las casas.

En sus inicios, los espectáculos estaban destinados a niños, con fuerte presencia musical. Poco a poco, la estética del grupo fue evolucionando, esto ligado a la incorporación en 2014 del diseñador escénico Mario Cárdenas, hasta asentarse como uno de los grupos de teatro de títeres más relevantes de la escena cubana actual.

El uso del teatro objetual, de pequeño formato y de títeres de papel los distingue, además de ser una de las pocas compañías del país que hacen espectáculos de títeres para adultos.Durante la pandemia, lanzaron en sus redes sociales dos capítulos de lo que posteriormente sería una serie para televisión: El Teatrino de Diego.

La idea parte de una investigación que realizaban Ede y Mario sobre los teatrinos de papel, los cuales eran vendidos como juguetes en las editoriales, apoyados en la literatura y en el teatro. Este fue el principal precedente de la serie, basada en el poemario Soñar Despierto, de Eliseo Diego.

A partir de aquí les surgió la necesidad de subvencionarse y buscar vías para escapar de la precariedad. Fue entonces que nació Dedos, una tiendita de juguetes artesanales y didácticos cuyo público objetivo era justamente el público de La Salamandra.Uno de sus productos estrella, los teatrinos de papel basados en cuentos clásicos como «La Caperucita Roja» o «Los Tres Osos», permite que los niños no solo reinterpreten los cuentos, sino que también se conviertan en los dramaturgos de sus propias historias, improvisen textos e involucren a sus padres en el juego.

Los inicios estuvieron marcados por grandes retos. Primeramente, el marketing, con lo cual no estaban habituados a trabajar cuando creaban para el teatro y que les era altamente desconocido, los obligó a “estudiar y a pensar el producto con un fin comercial además añadido”. Debieron aprender incluso cómo hacer una pequeña empresa y hacerla rentable.

A esto se suma el hecho de que se trata de una producción seriada y continua, que requiere de proveedores y cálculos de la relación costo/ganancia, algo a lo que tampoco estaban acostumbrados. Prefieren obtener una ganancia mínima a imponer precios excesivos.

El hecho de que sea un producto artesanal, completamente hecho a mano, significa que será único; no hay dos iguales. A Mario le gusta la idea de que cada niño y cada familia tiene en sus manos un producto hecho especialmente para ellos.

El estudio de grandes negocios les demostró que la creatividad es esencial en el emprendimiento, sobre todo cuando se enfrentan a dificultades como la falta de materiales y la necesidad de soluciones innovadoras. Hasta ahora, han fabricado los juguetes con papel craft, cartón maqueta, cartón corrugado, cartulina y acetato, aplicando técnicas como el papel maché para mejorar su durabilidad.

Antes de comercializarlos, realizan pruebas internas con niños cercanos, lo que les ayuda a evaluar su resistencia y funcionalidad. Este proceso no solo mejora la calidad de los productos, sino que también los inspira a crear nuevos juegos y explorar distintas posibilidades con materiales accesibles y económicos.

Más allá del entretenimiento, los teatrinos fomentan la conexión con la literatura, incentivando a padres y niños a explorar cuentos y relatos. Lo realmente sorprendente es la manera en que los niños, desde los 4 hasta los 9 años, interactúan con los teatrinos, generando un espacio escénico propio donde diseñan su narración y estructura teatral.

Los niños utilizan el espacio del teatrino a su favor: crean zonas oscuras para resaltar personajes con luces y estructuran entradas y salidas laterales, demostrando un entendimiento intuitivo del teatro. Este tipo de juego físico es cada vez más valorado por los padres, quienes buscan alternativas alejadas de las pantallas para incentivar la creatividad y el pensamiento imaginativo.

Los niños incluso dirigen a sus padres en la escena, asignándoles posiciones y ajustando elementos escénicos como las luces, lo que evidencia la profundidad de su creatividad. Muchas veces, los padres guardan el juguete para que los niños no lo rompan. “El juego va desde el punto de vista lúdico hasta coleccionable”. A esto, Ede y Mario responden que “para eso están. Son construidos pensando en la durabilidad”. Entonces piden que el niño haga lo que quiera con el juguete, pues no se va a romper; para eso está hecho.

Ahora, además, cuentan con un espacio físico en la recién inaugurada tiendita Corazón Feliz, situada en Teniente Rey y Compostela, en La Habana Vieja. Aunque esperan tener su propia tienda física.

Dedos es un emprendimiento creado por personas que aman lo que hacen y han buscado la manera más hermosa posible para subsistir. Sus productos entretienen, educan e informan; siembran en los niños el amor por el teatro y estimulan la imaginación, además de ser estéticamente hermosos. Y ese amor que sienten los niños y los padres al ver y usar el juguete no es más que el amor que emanan unos productos hechos completamente con dedicación.

José Ignacio López / @utopian_mine

José Ignacio es graduado en Diseño Escénico por la Facultad de Arte Teatral de la Universidad de las Artes, Instituto Superior del Arte (ISA), pero se especializa en arte digital, animación, ilustración y diseño en 3D, trabajos que publica en sus redes sociales y en YouTube.

Los diseñadores en Cuba no la tienen fácil. No existe un mercado laboral que pueda explotarse, pues el mayor grueso de trabajo se encuentra en diseños publicitarios, contenido visual y material promocional para empresas, marcas, instituciones o emprendimientos.

Además, hay “una lista casi infinita de problemas cuando eres un creador que trabaja con medios y técnicas digitales”.

El acceso a los instrumentos de trabajo es uno de los principales desafíos. Se necesita, “como mínimo, un ordenador de gama media que tenga buena potencia para trabajar en las plataformas gráficas básicas, o computadoras de altísima gama para crear proyectos extremadamente pesados que exigen un mayor procesador”.

También se requieren otros instrumentos como la tableta Wacom, cámaras y segundos monitores. El principal problema es que en Cuba no se comercializan este tipo de productos, y entonces los diseñadores deben conseguirlos a través de terceras personas, comprados en el exterior, a precios duplicados o más.

¿Cómo se sostiene esto? “Magia. Para entenderlo más fácilmente: cada creador tiene dos líneas, una creativa y una comercial. Básicamente, la comercial sostiene a la creativa hasta que te ‘descubran’ o te mueras de hambre”.

José afirma que “los creadores no están exentos de la tendencia común del cubano a la cual llamamos ‘vivir del invento’. Continuamente reinventamos y nos adaptamos; no hay otra realidad. El caso es que todos tenemos formas diferentes de encargarnos del problema y, de cierta forma, eso hace que el arte cubano sea algo auténtico”.

Una de las vías que se han encontrado en Cuba para que esa parte “creativa” de los artistas no muera en los archivos es fundar ferias de venta de arte gráfico, como los proyectos V de Vendutta o Hermercado.

Aquí, los artistas comercializan sus obras en diferentes formatos, crean un público y una comunidad, y promocionan su trabajo. Además, “exposiciones y colaboraciones que se traducen institucionalmente en ‘rellenar huecos’ porque hay que hacer eventos y cumplir con el plan”, pero que, para los artistas, “constituyen una oportunidad más de mostrar la obra al público para ganar promoción de lo que, en cierto punto, no muestran en las redes sociales”.

En este sentido, tanto para el trabajo creativo como para el comercial, es fundamental la comunidad artística y las interrelaciones entre artistas, así como las recomendaciones que se hacen unos a otros.

De esta forma, los creadores cubanos han desarrollado una “empatía única, ya sea por solidaridad o por necesidad”. Se enriquecen mutuamente en cuestiones técnicas y surgen miles de ideas nuevas que generan oportunidades para volver a colaborar y madurar creativamente.

José señala el trinomio artista, obra y espectador, pero en el contexto cubano añade «el problema» como otra vertiente importante en este trinomio. Esquivar este aspecto se vuelve parte del proceso creativo y toca “la fría realidad de ‘experimentar’ con lo que hay, porque no tenemos de otra”.

“El arte es resistencia cultural en general. La ilustración, el diseño y el arte digital son parte fundamental del contexto cultural en cualquier parte del mundo”. “Estamos en una posición geográfica privilegiada para conocer el verdadero concepto de la palabra ‘problema’. Los que sabemos aprovechar esto conocemos lo difícil que es crear en estas circunstancias, pero también disfrutamos de cada idea como si fuera toda una vanguardia encerrada en cada obra. Yo definiría a los artistas cubanos como bestias creativas”.

Ana G. Ramos / @alma.ver_da

Ana es poeta y holguinera. Después de asistir a varias lecturas en esa suerte de oasis que fueron, en 2020, las peñas de Ediciones La Luz, supe que vendía productos de cosmética natural que elaboraba con sus propias manos.

Desde la primera compra me quedé. La fineza con que presentaba los productos, las etiquetas manuscritas, los rústicos empaques y un libro de poesía de regalo con cada pedido, sumado a la eficacia y calidad de los productos, me fidelizaron como cliente.

Empezó con Verda, la tienda, durante la pandemia. Le tocó reinventarse en ese periodo, porque aclara que de la poesía nunca ha vivido. “Verda empezó como terapia ocupacional, pero poco a poco fue tomando forma hasta convertirse en un negocio legal”.

Dividirse entre poeta y emprendedora, al principio, le creaba conflicto: “porque cuando tenemos nuestra energía dividida es imposible que todo salga bien”. Sin embargo, admitió que tuvo que adaptarse, aunque en eso todavía está. Hace “más jabones que poemas”, pero vive entre escritores.

Aunque quiera, no puede olvidarse de la poesía. “En Verda existe un poco de lo convencional de la poesía; cada uno de los productos está hecho a mano, intencionados a un público específico: naturalista, emocional y sensible. La energía poética no se aleja del negocio”, y, por tanto, de ella tampoco. Por eso regala libros de poesía con sus productos, como gesto simbólico, una forma de resistencia o una manera de mantener viva la poesía en medio del comercio. Por eso y por salvarse, “intentando a toda costa que confluyan Verda y la poesía”.

Los clientes, principalmente, se asombran al recibir los libros. “Hay quienes los devuelven porque creen que se trata de un error”. A Ana le reconforta ver sus expresiones. Aunque sea por un segundo, siente que los hace felices. Sobrevive tratando de ser feliz, intentando convertir en luz lo que tiene. Sostiene su escritura a base de fuerza y oficio, sin esperar a las musas. Le es imposible siquiera pensar en renunciar a la poesía.

Aunque quisiera admitir que el arte nos salva, me dice que “en esta Cuba triste ni el arte salva”. Pero depende de la poesía, en gran parte, nuestra supervivencia. “Lo que decimos y cómo lo decimos, los símbolos que podemos utilizar para expresar la realidad, esas son las cosas que nos preservan”.

Adrián Aguiar / @adrianaguiar_guitar

Adrián Aguiar es guitarrista. Se puede usar un lugar común y decir que hace que su alma transgreda y salga, en sonido, de su guitarra. A veces los lugares comunes llegan a serlo porque son acertados. Es compositor. Empezó a estudiar música a los 8 años en el Conservatorio Alejandro García Caturla, con el violonchelo. A los 12 cambió a la guitarra.Buscando sobrevivir desde la música, ha tenido que expandirse e integrarse en mayor o menor medida en muchos círculos artísticos diferentes: “Desde trovadores, música clásica, acompañar a cantantes de feeling, hacer jazz, música cubana, tocar guitarra eléctrica, etcétera”.

Todo esto “conlleva inevitablemente estar dividido en muchos proyectos diferentes a la vez”. Toca con grupos “desde David Torrens y William Roblejo’s Trio hasta Tobías Alfonso Los Monos Lácteos” y acompaña a Annys Batista (cantante). La versatilidad juega un rol clave.

“Y entre todo esto está el drama de no perder de vista tu propia voz, visión y desarrollar tu propio proyecto, composiciones, etcétera. Es complejísimo, pero muy lindo a la vez”. Y aún así no basta. Adrián se divide, entonces, entre sus funciones de guitarrista en grupos, su propia música y ofrecer recorridos turísticos por La Habana. Comenzó “básicamente por la necesidad de un ingreso más representativo y estable a la vez”.

“No tener familia en el exterior ni personas cercanas que manejen dólares es una desventaja”, especialmente cuando es necesario adquirir equipos, guitarras y sueños. Siempre le gustaron los idiomas y la comunicación, así que decidió dar el paso e integrar grupos de personas que dan tours. Hoy lo tiene totalmente integrado a su vida. Se siente “un superhéroe que se cambia de disfraz”: por las mañanas guía y por las noches es músico.

Adrián intenta que sus dos ocupaciones, aparentemente tan distantes, se complementen. Ser guía le ofrece “más seguridad a la hora de comunicarme, enfrentarme a lo desconocido: culturas y personas; competencias necesarias para la música”.

“Los idiomas son maneras de comunicar. La música es un idioma. Aprender a escuchar a tantas personas distintas, transmitirles un mensaje con la mayor claridad y seguridad posible, siendo capaz de improvisar en el camino. Eso es música”.

Lo negativo sería, en cualquier caso, que dedicarse a otra labor le resta tiempo necesario para estudiar su instrumento. Y los retos, porque nada en Cuba está exento de ellos, mucho menos hacer música: “Lidiar con el transporte, la dolarización de todo, la necesidad de comprar cosas totalmente inaccesibles aquí y tener que esperar que alguien venga”.

Sin embargo, tener que decodificar y traducir la ciudad, hacer que otros la entiendan con todas sus luces y sombras, ha logrado que, como guía, se amplifique su sentido de la cubanía “de una manera increíble”.

Al necesitar investigar, conversar, debatir y buscar claridad y conocimiento sobre tantos temas del país y la ciudad, hoy por hoy “siento a Cuba de una manera intensa como nunca antes, y gran parte de ese sentimiento se debe a mostrar la ciudad y el país a visitantes de otros lugares”.

Nunca se ha sentido desconectado de la música. Es el centro gravitacional de su vida, aunque en algunas temporadas ha sido “mucho más intensamente guía que músico (por falta de conciertos o lo que sea), últimamente la música me está absorbiendo tanto que está ocurriendo lo opuesto”.

¿Ha pensado alguna vez que tendría que abandonar la música para poder vivir? Nunca.

Manuel Leandro / @manueleandros / @pocoalegreto_

Manolito, porque no se le puede llamar de otra forma, es una de las voces más prolíficas de la trova cubana actual. Es joven, pero lleva ya unos 15 años haciendo música, por lo cual sus amigos y oyentes percibimos que han pasado muchas vidas.

Y sí, desde cualquier rincón de Holguín, Manolito nos ha acompañado en muchas vidas, muchos cambios y muchas soledades. Su lírica y su guitarra lo distinguen, no hay dudas. Es por eso que, cuando hace dos años salió su disco *Mortal*, con los temas que siempre he nombrado “clásicos”, fue un logro no solo para él, sino para todos aquellos que hemos tenido esos clásicos como banda sonora de nuestra ciudad.

Un disco puede parecer un gran hito, y lo es. Pero en Cuba, los grandes hitos no siempre se traducen en grandes remuneraciones. Y cantar no siempre resulta rentable.

Todo se complica si no vives en La Habana. Es difícil acceder a los medios nacionales como la televisión, revistas y radio. También hay una gran diferencia en la cantidad de lugares donde se puede tocar en vivo, sin importar el género musical.

“En general, avanzar desde una provincia es muy difícil: las oportunidades, los proyectos y las opciones de desarrollo suelen concentrarse en La Habana. Y no todos tienen los medios o la posibilidad de mudarse definitivamente para probar suerte. Es loco, pero salvo algunas excepciones, si no tienes una presencia activa en La Habana, es como si no existieras como artista”.

Aunque ha pensado muchas veces en mudarse de Holguín, cita a Jorge Drexler cuando dice que la vida es más compleja de lo que parece. Mientras tanto, intenta encontrar soluciones en su entorno y viaja para compartir su música en otros lugares siempre que tiene la oportunidad.

Una de las opciones para llegar a sobrevivir como músico es tocar en eventos o locales privados. Muchas veces, sobre todo en ciudades pequeñas o con una discreta vida cultural, esos espacios no existen y entonces se produce cierta apatía hacia una música que sea diferente: “no solo con la trova. Hay un desinterés general por escuchar o apoyar cualquier expresión artística diferente”.

“Adaptar el repertorio puede ser una opción para generar algún ingreso extra, pero no es una solución real”. Manuel prefiere “otras formas de generar ingresos” para poder seguir haciendo lo que ama y “elegir bien los lugares donde tocar y aprender a promocionar el trabajo para llegar a quienes sí están buscando un sonido nuevo”.

Es aquí donde entran también plataformas digitales, como Bandcamp o YouTube, que permiten promover y, a la vez, monetizar los productos artísticos. Manolito reconoce Bandcamp como “una plataforma muy interesante, sobre todo porque es justa: te da mucha libertad para distribuir tu música. Además, es una buena vía para generar ingresos”.

Por otra parte, “YouTube es imprescindible hoy para compartir música: tanto los videos y shorts como el contenido en YouTube Music”. Es precisamente YouTube una de las alternativas que ha encontrado Manolito para, aun desde la música, lograr cierta estabilidad económica estando en la isla.

En su canal Poco Alegreto, que cuenta con casi 5 mil suscriptores, habla sobre música, comparte contenido especializado sobre artistas de distintas índoles y analiza productos desde su experticia. En principio, creó el canal de YouTube bajo su nombre “para compartir algunos materiales que tenía con Producciones Naufragio”.

A inicios del año pasado, comenzó una serie de shorts recomendando canciones, que poco a poco funcionó. Entonces cambió su nombre a Poco Alegreto y se animó a realizar “videos más largos sobre curiosidades, análisis y reacciones a bandas y artistas”.

Recientemente abrió un canal paralelo, dedicado exclusivamente a su música, para “poder llevar ambos contenidos por caminos separados”. El canal le funciona tanto como herramienta de difusión como fuente de ingresos. “A medida que el canal crece, se vuelve una herramienta de comunicación más efectiva”.

También le ha traído “la posibilidad de hacer colaboraciones y monetizar el contenido a través de los anuncios”. Pero las redes y plataformas no compensan la falta de oportunidades presenciales, de cara al público; “son un complemento imprescindible para los músicos hoy, pero no sustituyen el concierto en vivo”.

En Cuba, además, “siguen existiendo muchas limitaciones y desconocimiento sobre ese mundo, y no se consume música online de forma masiva”. “Las redes son una herramienta poderosa para crear comunidad y llegar a nuevas fronteras, pero no son suficientes. No solo por una cuestión económica, sino también por la necesidad emocional de conectar con otras personas a través de la música”.

¿Cómo logra sobrevivir sin dejar de cantar? Actuando sin esperar a que alguna institución resuelva los problemas y, sobre todo, siendo creativo no solo para generar oportunidades para su música, sino también para encontrar nuevas formas de llegar a los oídos correctos.

No es el fin…

Vivir en Cuba no es fácil. Nos torna pesimistas, nos agota. A veces no sabemos qué hacer o a dónde mirar para ver lo hermoso, pero es con gente como María Laura, como Ede y Mario, como José, como Ana, como Adrián y como Manolito que uno sabe que no es el fin, al menos para nosotros.

Anyi Romera

Alain Pérez – ENTREVISTA

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Entrevista a Alain Pérez

Alain Pérez (Trinidad, 1977) es uno de los artistas más completos y destacados de la escena musical cubana contemporánea. Su versatilidad como multiinstrumentista, cantante, compositor, arreglista y productor musical le ha permitido transitar con soltura entre géneros como el son, el bolero, el chachachá, la timba, el flamenco y el jazz.

A lo largo de su carrera, ha colaborado con leyendas del panorama musical nacional e internacional, como Celia Cruz, Chucho Valdés, Issac Delgado, Paco de Lucía, Diego El Cigala, Enrique Morente, entre otros.

Alain Pérez nos presenta su más reciente producción discográfica: Bingo, una obra que recurre a la metáfora del juego para hablar de la existencia como un terreno donde se apuesta, se arriesga y se celebra. Este álbum, el primero que lanza de manera independiente, marca una nueva etapa y representa la oportunidad de seguir creando música que conecte con las narrativas y emociones del pueblo cubano.

En esta entrevista exclusiva para Tunturuntu, Alain comparte detalles sobre sus inicios en la música y los artistas que han influido en su trayectoria. Además, reflexiona sobre su relación con el público, la conexión con los músicos de su orquesta y ofrece su propia perspectiva sobre el papel de las inteligencias artificiales en la creación musical.

Bingo es más que un álbum: constituye una declaración de principios, reafirma su identidad artística e invita a celebrar la riqueza sonora de la música cubana. Con este lanzamiento, Alain Pérez continúa consolidándose como embajador de nuestra cultura en el mundo.

¿Un libro es un Show?

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

¿Un libro es un Show?

El pasado 2 de mayo llegó a manos de sus creadores Un libro es un Show (2025, Aurelia Ediciones), como resultado del taller con el mismo nombre realizado en 2023.Contar historias, hilar emociones, llegan a ser líneas casi invisibles que tejen las páginas de un libro para que se convierta en un show. ¿Por qué escribimos? Es una pregunta recurrente para muchos. Abro en esta ocasión esta propuesta con muchas ansias; quiero descubrir qué forma parte de esta antología. Escribir reseñas me deja claro el porqué escribo, lo hago, lo hacemos… para permanecer.

El espacio cultural Ven-Tú, fundado por el escritor Leonardo Padura, el fotógrafo Carlos T. Cairo y la editora Claudia Acevedo, el cual tiene entre sus objetivos organizar y monitorear acciones dirigidas a todos los que participan en el universo del libro, acogió en esta ocasión la realización de estos talleres.Poemas, anécdotas y creaciones ficcionales son los protagonistas y actantes de este libro. Los talleres se realizaron bajo un programa que incluyó a 26 jóvenes escritores, editores, promotores culturales o aspirantes a serlo. Dicho programa se desarrolló gracias al apoyo de instituciones como la Representación de la UNESCO en Cuba y su Programa Transcultura, la Embajada de la Unión Europea en La Habana, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y el Fondo de Arte Joven (FAJ).

Talleristas y profesores de varios países de Latinoamérica y el Caribe se dieron cita, entonces, para dos semanas de creación y edición en busca del show. Los participantes y autores fueron: Isely Ravelo; Emmanuel Montes; Adriana Fonte; Sender Escobar; Isabel Cristina; Pedro Sosa; Ronny Ramírez; Eileen Sosín; Sofía Miragaya; Patricia Rosado; Anniabetsy Santos; Dania del Pino Más; Lisbeth Lima; Nathalie Mesa; Anamarys Gil; Gabriela Labrada; Liz Belkys; Patricia Rodda; Jessica Yero; Ana Paula Yzquierdo; Laura Zaragoza; Manuel Eduardo Jiménez; Lisset Argüelles.

 

En palabras del escritor Leonardo Padura: “Grande y complejo resultó todo el proceso que nos llevó hasta la celebración del curso/taller. Confiamos en que los resultados, que podrán ser visibles en algún momento y de muy diversas maneras, ameriten el esfuerzo realizado. Los integrantes de Ven-Tú, por lo pronto, estuvimos de fiesta cada día del evento, pues más que un grano de arena —el miligramo prodigioso del que escribió Juan José Arreola— creemos haber colocado un ladrillo sobre el que podemos empinarnos para entrever un futuro que intentamos, con pasión, hacer un poco mejor.

La industria del libro necesita programas y acciones para visibilizar la creación literaria. Hoy me quedo con el poder transformador que nos regala esta propuesta, aunando estilos literarios, géneros y formas para disfrutar de un libro a modo de show.”

Autor: María Karla Larrondo González

Fotografía: Octavio Castillo Quesada

La crítica musical cubana de ayer

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Entre aplausos y zumbidos: Lo que la crítica musical cubana de ayer puede enseñarnos hoy

A comienzos del siglo XX, en el vibrante corazón de La Habana, emergía una publicación que iba más allá del simple reporte de conciertos o de la promoción cultural: Bellas Artes, una revista quincenal que, con solo doce números conocidos, dejó un legado revelador para la historia de la crítica musical en Cuba. Su director, el músico Guillermo Tomás, congregó en sus páginas a otros músicos, cronistas y teóricos en un ejercicio sin precedentes de pensamiento artístico. Pero, ¿por qué mirar hoy hacia ese pasado? ¿Qué puede enseñarnos una revista centenaria sobre los desafíos actuales de la crítica musical?

Caricatura de Guillermo Tomás realizada por el artista plástico cubano Rafael Blanco para Bellas Artes.

La respuesta está en la forma en que Bellas Artes entendía el acto de criticar: con independencia, conocimiento profundo y un firme compromiso con la calidad artística. En un país joven, aún sacudiéndose de los ecos coloniales y tratando de afirmarse culturalmente, esta publicación ofreció un espacio donde la crítica no solo describía, sino que orientaba, educaba y cuestionaba tanto a los artistas como al propio sistema cultural.

Fragmento de la portada de la revista Bellas Artes

Uno de los mayores aciertos de la revista fue su sección Discantes, firmada bajo el seudónimo «Tabanini» (una especie de “tábano” que zumba y pica). Allí se ejercía una crítica técnica, sin concesiones, que exigía preparación musical y capacidad analítica. Para Tabanini y otros colaboradores, no bastaba con una buena pluma; era imprescindible saber de música para opinar sobre ella. Esta postura contrasta con una realidad actual en la que la crítica musical muchas veces se diluye en la opinión superficial y sin rigor que domina en espacios digitales, donde cualquier usuario puede emitir juicios. Incluso antes de esta expansión virtual, ya se advertía una tendencia similar en medios de comunicación tradicionales como la prensa escrita y la televisión, en los cuales el análisis especializado fue cediendo terreno ante la inmediatez y el espectáculo.

Rúbrica que acompaña el nombre de Tabanini

El debate no es nuevo; ya en 1908 la revista señalaba el peligro de que la crítica musical quedara en manos de inexpertos, y defendía el rol del músico como el crítico más capacitado para emitir juicios precisos y formativos en la materia. Hoy ese llamado sigue vigente: ¿quién debe criticar la música?, ¿con qué herramientas?, ¿desde qué responsabilidad?

Además, Bellas Artes fue pionera en algo que la crítica musical actual lucha por recuperar: su papel como agente cultural y político. Al defender artistas cubanos que triunfaban en el extranjero, denunciar la falta de apoyo estatal al arte, rechazar el mercantilismo en la programación musical y cuestionar el centralismo en la educación de la música, la revista actuaba como portavoz de un pensamiento comprometido. Lo hacía sin miedo a señalar errores, incluso dentro de su propio entorno artístico.

A más de un siglo de su publicación, Bellas Artes no solo es una joya historiográfica, sino un espejo donde mirar la crítica musical de hoy. En tiempos donde los algoritmos amplifican voces sin filtro y la inmediatez impone la brevedad sobre la profundidad, el legado de esta revista nos recuerda que criticar música es también formar públicos, promover valores estéticos y ejercer ciudadanía cultural.

Volver a leer a los redactores de este quincenario nos hace entender, a su vez, que la crítica musical puede ser tanto un aplauso justo como un zumbido necesario. De esta forma, mirar hacia atrás, a esas narrativas de inicios del siglo XX cubano, es también mirar hacia adelante.

Articulo: Sady Karina Rubio Fuentes, musicóloga y contrabajista.

La resurrección de Actea

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

La resurrección de Actea: un viaje desde la historia hasta la escena

Para quienes hemos estudiado los inicios del siglo XX en la música cubana, especialmente en la ciudad habanera, sabemos que el ambiente era un tanto hostil para la proliferación de las artes. Probablemente haya sido esta una de las razones por las que Actea, que hoy forma parte del repertorio operístico cubano, fue engavetada hasta su resurrección, más de un siglo después.

Como ya es habitual, el Oratorio San Felipe Neri, actualmente sala de conciertos y sede del Lyceum Mozartiano de La Habana, fue el anfitrión del estreno de esta ópera en dos actos el pasado viernes, 2 de mayo. Es esta una producción singular, pues la música fue concebida desde finales del siglo XIX por Hubert de Blanck (1856-1932) -músico holandés considerado en su tiempo un hijo adoptivo de Cuba-; aunque su concreción se ha definido en 1905.

Es cierto que del «holandés errante» nos es más familiar su repertorio pianístico, específicamente su Paráfrasis del himno bayamés; pero la intuición y el compromiso con el patrimonio musical cubano, premisa del Lyceum Mozartiano de La Habana, unido a la posibilidad de un proyecto de colaboración con la embajada de los Países Bajos, hicieron que desde hace tres años comenzara un trabajo investigativo, de transcripción, edición musical y montaje dirigido hacia la difusión de su música cameral, sinfónica y finalmente de Actea.

En el caso de esta última, un solo nombre no se puede llevar el mérito, y entre los pilares de la puesta se encuentra la musicóloga Gabriela Rojas, quien funcionó como productora general de la ópera, estando directamente involucrada en todas las etapas del proyecto desde su génesis.

Asimismo, lo que el público habanero pudo presenciar en tal estreno y las sucesivas tres presentaciones, fue la versión de la compositora y soprano Bárbara Llanes en conjunto con el dramaturgo Norge Espinosa Mendoza sobre el libreto original de Ramón Espinosa de los Monteros, la cual aportó una mayor coherencia a la trama, al tiempo que la amplió. De Norge Espinosa también fue la autoría de las notas que, tomando la forma de un barco de papel cuidadosamente ubicado en cada asiento de la sala, acompañó el programa de mano.

Bárbara Llanes, también directora general de Actea y quien asumió el rol de protagonista, se encargó de la transcripción e incorporación de textos a música originalmente sinfónica como La danza tropical -del mismo compositor- que fue insertada en la ópera; proceso que le llevó más de un año.

Fue justamente en la Danza tropical -que aparece en el primer acto- donde Bárbara Llanes desplegó un virtuosismo no superado en el resto de las escenas de la ópera, sobre todo en cuanto a giros melódicos y notas sobreagudas, que alcanzó su punto climático en una cadenza de soprano y flauta.

Otra creación de Hubert de Blanck que fue refuncionalizada fue «A la memoria de Antonio Maceo», que en para esta ocasión se insertó como obertura, en la cual interactúan dos temas de carácter contrastante, uno solemne y otro cantabile.

Ambos actos, de una proporción asimétrica, culminaron a la manera de dos de nuestras más genuinas expresiones musicales: la conga y la guajira; aunque no fueron las únicas que se incorporaron, pues, además, otra de las escenas fue concebida al estilo de habanera.

Ciertamente, uno de los momentos en los que también esperábamos mayor lucimiento vocal, esta vez por parte del tenor César Vázquez y el barítono Abdel Roig, fue en la prueba de canto de los personajes Lucio y Carioto, rivales en el juego y el amor.

Los cantantes líricos Ubail Zamora (contratenor), Marcos Lima (bajo), Samantha Correa (soprano), Dunia Pedraza (mezzosoprano) y Lien Martínez (barítono) también formaron parte del elenco. Además, se contó con la participación del Coro del Teatro Lírico Nacional de Cuba, bajo la dirección de Denisse Falcón Lay.

Por su parte, la dirección musical estuvo en manos de José Antonio Méndez Padrón, director titular de la Orquesta del Lyceum de La Habana, quien tuvo el reto de montar en poco más de una semana la música de Actea e hizo que esta fuera uno de los mayores atractivos de las puestas. Su experticia logró el equilibrio de la masa orquestal con respecto a los cantantes, aún cuando la orquesta sinfónica no se hallaba en un foso propiamente dicho.

A diferencia de muchos de los grandes títulos operísticos, Actea no incluye el tema de la muerte, pues como diría el cronista «a nosotros nos va mejor el melodrama que la tragedia…este no es un momento, ni un país para la ópera estruendosa y apabullante». Es esta una historia donde el amor y la verdad triunfan, aunque no exenta de desengaños.

Otra novedad de la ópera fue la introducción de un cronista que dialoga con la Grecia antigua donde se enmarcó la acción original de Actea, la sociedad cubana de inicios del XX -época en que Hubert de Blanck la dio por culminada-, y el actual contexto donde esta se presenta. El cronista fue encarnado por Freddy Maragoto, uno de los integrantes del elenco más aplaudidos por el público capitalino por sus monólogos altamente críticos a la manera de la sátira.

Por otro lado, es precisamente la ópera un género que no solo permite la imbricación de la literatura, la música y el teatro, sino también de la danza y el diseño. En este sentido, vimos involucrados en la puesta a tres bailarines de la compañía Danza Espiral que dirige Liliam Padrón, coreógrafa y directora escénica de Actea; aunque no desde el rol que normalmente desempeñan en esta compañía.

Precisamente es Liliam Padrón, quien ya ha tenido proyectos en común con Bárbara Llanes y Norge Espinosa, una artista que en su línea de trabajo desdibuja las fronteras entre las diferentes manifestaciones artísticas.

Por otro lado, la diseñadora escénica y gráfica Massiel Borges González, quien se ha interesado especialmente por el mundo operístico, siendo la encargada de los diseños en la última puesta de Madama Butterfly de Puccini en La Habana; fue la decisora del concepto estético que lineó el vestuario y la escenografía en Actea, el cual estuvo caracterizado por la sobriedad.

La aceptación de un público compuesto por diferentes sectores sociales y que llenó la sala de concierto los cuatro días de funciones fue, a fin de cuentas, la mayor constancia del éxito del proyecto Actea, además de que probó la efectividad del trabajo de sus promotores. Sin embargo, es aún más gratificante constatar que este tipo de eventos influye positivamente en la vida espiritual de la comunidad en la que está enclavado el espacio de presentación.

Queda constatado así que la cultura, y dentro de ella la artística, -como diría el músico cubano de origen español Joaquín Nin- «ha sido y seguirá siendo siempre la más noble y la más bella de las armas que para el combate social podemos emplear».

Por Sady Karina Rubio Fuentes, musicóloga y contrabajista

Fotografía: Xavier García

Reflejos del jazz cubano

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

"Reflejos del jazz cubano a través de la magia del lente"

Uno de los espacios musicales que abre las puertas a los artistas que representan la cultura cubana es la Sala-Teatro del Museo de Bellas Artes, situada en nuestra Habana Vieja. La tarde del domingo 27 de abril fue una de las actividades realizadas para celebrar de manera anticipada la jornada del 30 de abril, Día Internacional del Jazz. Con el auspicio del Instituto Cubano de la Música, el Festival Internacional Jazz Plaza y otros patrocinadores, se desarrolló la Expo-Concierto titulada “In Jazz We Trust” para compartir la unión de la fotografía y la música.

En un primer momento, las palabras de los protagonistas, la fotógrafa Lilien Trujillo y el pianista Ernán López-Nussa, dieron inicio al proyecto expositivo, cuyas obras pertenecen al archivo personal de la artista visual. Trujillo brindó su agradecimiento a la directiva de la Sala-Teatro por la idea, a los músicos por la confianza y al público por la aceptación y la presencia en esta gran oportunidad.

Cada una de las fotografías presentadas proporciona, a través de la imagen, una mirada hacia el músico y su instrumento como un fenómeno único. La artista se acerca a la escena jazzística cubana, improvisa con la tecnología y juega con los tonos, las notas y la progresión del alma artística.

Tras el dispositivo, Lilien capta la imagen de los fieles amantes del jazz. Los intérpretes demuestran la mezcla del folclor cubano, como lo ejemplifica el gorro del músico y director Pablo Menéndez; el contraste lumínico que exhibe Afro Cuban Jazz o Gifted, títulos de las piezas que encabezan el percusionista Yaroldy Abreu y el clarinetista “Coqui” Calzadilla, respectivamente. El centro del lobby retiene la fotografía que nombra la expo-concierto. «In Jazz We Trust», del año 2025, expresa la fe, la pasión y la entrega del pianista Ernán López-Nussa. La cámara se enfoca en las teclas del piano, establece un balance entre los tonos oscuros y claros y logra un fascinante ritmo compositivo.

En otro sentido, la pared derecha se encuadra con la emoción de los rostros jóvenes. La artista visual gira su foco hacia el saxofonista Emir Santa Cruz, el trompetista Alejandro Delgado y el pianista Diego Abreu.

La fotógrafa Lilien Trujillo, al referirse al acontecimiento, afirmó: “Esta exposición es parte de mi espiritualidad; es la razón por la que yo hago fotografía de música, de jazz sobre todo. Las fotos de ‘In Jazz We Trust’ son mi sentir con la música. Es mi favorita de las exposiciones que he tenido porque es la que más se parece a mí y es muy sensorial. Que esté hoy en el Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes es entrañable, porque en este lugar es donde se programa la mayor cantidad de conciertos de jazz en La Habana; es como la casa de los jazzistas y qué mejor que tener en la sala de tu casa las fotos de tus conciertos y de la esencia del jazz.”

El talento y la proyección que desborda la artista adquiere un alto reconocimiento cuando se trata de plasmar una perspectiva diferente del jazz en Cuba. La cámara es testigo de la luz de la música, la cercanía y de irrepetibles momentos del arte.

Más tarde, se hizo sentir la buena música de la mano del pianista Ernán López-Nussa y sus invitados. La sala-teatro estaba colmada por oyentes en una fiel conexión emocional. El pianista rindió tributo a la comunidad musical de Nueva Orleans en un gran número de piezas musicales. En la base orquestal, el bajista Antonio Guillén movilizaba el ritmo de las composiciones y, en su compañía, el baterista Adner López mostró una formidable concepción y espíritu musical ante el género.

Los invitados que galardonaron la presentación en la cuerda de los vientos fueron el trompetista Alejandro Delgado, el clarinetista Alejandro “Coqui” Calzadilla, la flautista Karen Hernández y el saxofonista Emir Santa Cruz. La sección percusiva sumó al equipo el toque de las congas de José Julián Morejón, popularmente conocido como “JJ”.

Por último, es importante añadir las interpretaciones de la cantante Lara Sprite y el joven pianista y compositor Diego Abreu. La interpretación de Ernán se apoya en giros, escalas y armonías que se sincronizan con cada una de las improvisaciones. López-Nussa dirige la música y les otorga a los invitados de la noche la seguridad para desarrollarse en cada pieza.

El arreglo “Dinga, dunga, dongo” del pianista Ernán tiene de rumba, de clave y de to’. El repertorio de la noche propuso elementos melódico-rítmicos de géneros como el blues, el swing, el funk o el jazz latino. Cada uno de los intérpretes realizó improvisaciones que expresaron la sólida información que reciben de su formación académica y de sus prácticas populares. Entre ellos, la destreza técnica que establece Diego Abreu causó emotividad en cada espectador. Como pianista, canta al unísono con el movimiento de las teclas del piano utilizando melodías de lo cubano.

En cambio, Alejandro Delgado y su trompeta moldearon el sonido, los colores armónicos y el lenguaje instrumental. La flautista Karen Hernández, como figura femenina, transmitió gran sensibilidad, dulzura y versatilidad al mezclar melodías de lo clásico y lo popular. Por otro lado, «Coqui» Calzadilla, en la aparición del danzón, el chachachá o el latin jazz, mostró la maestría de un concertante. El clarinetista ilustró los contrastes entre registros y timbres; de esta forma propone conocer el diálogo entre el clasicismo y la vanguardia estilística. Emir Santa Cruz, firme ante el clarinete o el saxofón, superaba el estándar de la armonía de cada obra. Sin duda, los vientos, maderas y metales convergen en la declaración de diversas sonoridades para trasladarnos en un viaje de ida y vuelta de La Habana Vieja a Nueva Orleans.

No podría finalizar sin hacer mención a la voz de Lara Sprite, joven que aparece en instantes en la escena y evoca lo divino entre el soul, lo lírico y lo romántico. Su voz posee un aire cadencioso que le aporta singular naturalidad a las piezas interpretadas. Al finalizar la presentación, el público pedía “una más”. Los visitantes en la sala confiaron en la música, en la dosis del jazz. Así, entre acordes, imágenes y notas musicales aconteció este fenómeno de evento que es notable por su impacto en la comunidad artística de nuestros días. Gracias a Lilien Trujillo, a Ernán López-Nussa, a sus invitados y a cada participante por hacer del arte un momento único. ¡Seguiremos confiando en el jazz!

Rocío Saylen Padilla

Entrevista Roberto Fonseca

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Entrevista Roberto Fonseca

¿Quién es Roberto Fonseca cuando se apagan las luces del escenario?
Más allá del piano hay un artista en constante evolución, un soñador melancólico, un cubano comprometido con su tiempo.

En esta entrevista, Fonseca nos habla como nunca antes:
sobre lo que lo inspira hoy, lo que aún sueña con hacer, los jóvenes músicos, la tradición afrocubana y el legado que desea dejar como artista y como ser humano.

¿Qué le diría al niño que fue en San Miguel del Padrón?
¿Y qué diría su música hoy, si pudiera hablarle al mundo?

Reparto: Entre el rechazo y la aceptación

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Search in posts
Search in pages

Reparto: Entre el rechazo y la aceptación

En la Cuba actual, pocas expresiones musicales han generado tanto debate y controversia como el reparto. Surgido a principios de la segunda década del siglo XXI, este fenómeno cultural ha dado mucho de qué hablar, no solo entre los fanáticos de la música, sino también en las redes sociales y los medios de comunicación oficiales. ¿Pero qué es realmente el reparto? ¿Por qué ha sido tan polémico y qué significa para nuestra sociedad?

¿Cuál es su origen?

El reparto no es un género aislado, sino una fusión de diversas influencias musicales. Para comprender su origen, primero debemos remontarnos al reggaetón, cuyas raíces se encuentran en Centroamérica. A finales de los años 90, este género llegó a Cuba, donde comenzó a transformarse. En sus primeros años en la isla, el reggaetón conservaba los elementos característicos de la música urbana centroamericana, pero con el tiempo, y particularmente a partir de los años 2000, comenzó a fusionarse con la rica tradición musical cubana. La influencia de la timba, el son y la rumba fue clave en esta evolución, así como la incorporación de instrumentos acústicos en lugar de los tradicionales beats electrónicos. Alrededor de 2010, se produjo una irrupción del reparto como una subcultura musical distintiva, con Chocolate MC como uno de sus principales exponentes. La clave de rumba se consolidó como uno de los elementos rítmicos fundamentales, y de ahí nació una nueva ola de música cubana, marcada por un estilo propio.

Por tanto…

El reparto es una mezcla entre el reggaetón, la rumba y la timba, un cóctel musical que refleja una identidad cubana contemporánea. Aunque la academia aún no lo reconoce como un género oficial, ya lo considera una expresión musical con características propias que lo distinguen. Canciones como «Bajanda», «El Campismo» y «El Guachineo» fueron himnos en la Cuba de los 2010, y artistas como Chocolate MC pavimentaron el camino para el auge de este fenómeno.

La Popularidad del Reparto y el Consumo Efímero

Una de las características más interesantes de esta manifestación cultural es la velocidad con la que se consume. Los artistas deben estar en constante producción porque siempre hay un nuevo tema que escuchar. Y, ¿quién recuerda hoy las canciones que pegaron hace tres meses? La popularidad en este género es cada vez más efímera y momentánea, algo que no pasaba hace 10 años, reflejando cómo el consumo musical se ha transformado en la era digital. Este fenómeno plantea una interesante reflexión: ¿qué tan sustentable es un tipo de música que, por su propia naturaleza, se consume tan rápido? Sin embargo, la competencia es feroz, y los artistas tienen que adaptarse a esta dinámica de constante producción si quieren mantenerse «pegaos».

Lenguaje: ¿Vulgaridad o Realidad Social?

Las letras del reparto son uno de los aspectos más controvertidos del género. La vulgaridad, la agresividad y la sexualización son algunos de los elementos que más se discuten en relación con este estilo musical. Sin embargo, hay que preguntarse si estas características son simplemente un reflejo de la sociedad o si, por el contrario, están estableciendo patrones de comportamiento dentro de ella.

Un claro ejemplo es la canción (que ya no está pegada) «Tómate un Jagger” (Por ustedes) una colaboración entre Fixty Ordara, Ja Rulay, Wampi y Wow Popy que se convirtió en un fenómeno en Cuba. En el momento en que la canción pegó, el Jagger se convirtió en la bebida más popular de los bares habaneros, una estrategia de marketing que aprovechó el impacto cultural que tuvo el tema. De esta manera, el reparto no solo refleja la realidad social de ciertos sectores, sino que también influye en las conductas y costumbres de sus oyentes. Es un bucle eterno. Las letras de las canciones de reparto se han convertido en parte del vocabulario cotidiano. Frases como «tienes que darte un pare» o «tacto, que llegó el reparto» son expresiones que ya forman parte de nuestra vida diaria, estableciendo una conexión directa entre la música y el comportamiento social.

Tema económico…

En el ámbito económico, el reparto ha abierto nuevas puertas para muchos músicos cubanos. Cada vez más profesionales de la música se están sumergiendo en este género, ya sea como compositores, instrumentistas, cantantes o productores. El atractivo radica en que el reparto es uno de los estilos más consumidos en Cuba, lo que asegura una buena remuneración. Aunque muchos se cuestionan por qué un músico con formación académica decide dedicarse al reparto, la respuesta es sencilla: «es donde más se paga y se paga a la mano».

Esto no está exento de excepciones, pero en un país con una economía que enfrenta diversas dificultades, la música comercial, especialmente el reparto, se ha convertido en una fuente importante de ingresos para muchos artistas. En este sentido, la mezcla de músicos académicos y empíricos en el mismo proyecto puede enriquecer el producto final, al combinar la técnica con la calle. Entender cómo se mueve la sociedad y cómo se consume la música es clave para quienes deseen tener éxito en este género.

¿Se ha reinventado el Reparto?

El reparto ha sabido reinventarse a lo largo de los años, adaptándose a los cambios de la sociedad cubana y a las nuevas plataformas digitales. Artistas como Musteerifa, quien ha logrado romper barreras en un mundo musical tradicionalmente machista y sexista, son prueba de que el reparto está en constante evolución. Musteerifa, con su timbre único y su enfoque en la autenticidad, ha logrado destacarse con un estilo que desafía los estereotipos establecidos dentro de este contexto. Además, la colaboración entre artistas de diferentes géneros está ayudando a transformar la escena del reparto. A lo largo de los años, hemos visto colaboraciones con músicos de la timba y la salsa, como Alexander Abreu o Alain Pérez, lo que ha dado lugar a fusiones que enriquecen el sonido y amplían su audiencia.

El papel de las redes sociales

Las redes sociales son esenciales para la visibilidad de los artistas de reparto. Plataformas como Instagram y YouTube permiten a los músicos jóvenes ganar popularidad rápidamente, gracias a su capacidad de conectar directamente con su audiencia. Artistas como Musteerifa y Ozunaje, con miles de seguidores en redes sociales, han utilizado estas plataformas para dar a conocer su música y expandir su carrera.

El Reparto: Reflejo de la Sociedad

Más allá de las críticas que pueda recibir, el reparto es un reflejo de la sociedad cubana contemporánea. Representa a un grupo social específico, habla de sus vivencias, sus luchas y sus aspiraciones. No se trata de demonizarlo, sino de entenderlo como una expresión legítima de la realidad social actual. Como ocurrió con otros géneros antes, como la rumba, la timba. El reparto está pasando, existe, nace, crece y se desarrolla en la Cuba de hoy. Es crucial que los exponentes del género se den cuenta de que son las principales influencias para gran parte de la sociedad, sobre todo para las nuevas generaciones. Además, es importante que los académicos, investigadores y la sociedad en general se acerquen a este fenómeno desde una perspectiva analítica y sin prejuicios, para comprender su evolución y el papel que desempeña en la cultura cubana.

Artículo: Gabriela Cano

Fotografía: Xavier García