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Virtualidad: retos y problemas en la vida universitaria.

Las clases online fueron una solución necesaria pero poco querida dentro de la comunidad estudiantil universitaria luego de la llegada del Covid-19. Aquellos que ya llevaban algún tiempo como estudiantes se negaron a recibir clases sin el contacto directo con los profesores y quienes recién empezaban creían que era un método que en nada los ayudaría a adaptarse a un nuevo método de enseñanza.

Lo cierto es que no quedaban muchas opciones y resultaba imprescindible lograr que los jóvenes cubanos no se alejaran de los estudios en medio de una situación tan difícil y problemática. Por tanto, a pesar de lo poco agradable que resultaba la idea, todas las universidades del país explotaron al máximo los recursos brindados por las redes sociales y páginas webs. Sin embargo, no fue un buen método para todos, pues los centros de estudios no tuvieron las mismas facilidades para llevar el contenido a los estudiantes. Por ejemplo, muchos estudiantes de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona comentan que, a diferencia de la Universidad de la Habana que contó con Evea para la organización de sus contenidos, ellos solo mantuvieron la comunicación vía WhatsApp con los profesores para la entrega de trabajos y recibir los contenidos de sus asignaturas. Por otra parte, fue complicada la comunicación en ocasiones, debido a que resultaba difícil para todos acceder a plataformas que dieran la oportunidad de realizar vídeo-conferencias de manera constante, y la comunicación entre alumnos y profesores en todas las universidades se limitó a los chats y correos electrónicos.

Para muchos fue alentador volver a las aulas dejar atrás la etapa en la que el profesor enviaba un PowerPoint por el chat del grupo y daba explicaciones de una forma poco personal. Sin embargo, otros alumnos han comentado que no se adaptan a la vida estudiantil de manera presencial. Resulta difícil volver a establecer una rutina luego de que uno se ha acostumbrado a hacer trabajos o leer desde casa, en especial para quienes ya se encuentran en los últimos años de la carrera, o para los que empezaron la carrera en medio de la gran crisis sanitaria mundial solo han conocido esa modalidad de estudio. Algunos incluso proponen llegar a una semipresencialidad, debido a las facilidades que brindó la etapa virtual.

Son muchas las propuestas, dudas y miedos que esta  nueva normalidad ha traído consigo, pero lo cierto es que, más allá de los deseos personales, el mundo ha ido retomando su cauce y se están realizando otra vez todas aquellas actividades que antes se hacían comúnmente. Por tanto, si bien es necesario tomar las experiencias que este mal tiempo nos ha dejado a todos y tomar estas vías como un método alternativo de estudio, las clases presenciales ya volvieron a ser una parte importante de la cotidianidad del estudiantado cubano y es responsabilidad de los profesores y alumnos sacarle el mayor provecho posible.