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Sor Juana y su divino Narciso: México en la casa.

Ha concluido la XXX Feria del Libro de La Habana y, con ella, termina una vez más ese espacio mágico que le da un toque diferente a la vida del cubano. Cada vez que empieza otra vez el evento, todos se preguntan qué vendrá de nuevo, si hay nuevos libros, si se prepararon actividades novedosas, si se harán conciertos y otros eventos culturales que se relacionen también con el mundo de la literatura. Esta vez no fue la excepción y se realizaron muchas actividades interesantes y bonitas que tenían como fondo la cultura cubana y la historia de México, que era el país invitado de honor. Un ejemplo de esto fueron los conversatorios sobre autores contemporáneos mexicanos, las presentaciones de revistas como Anales del Caribe o incluso la Feria de Platos culinarios, en la cual se pudo ver hasta platos con mucho picante y trajes típicos mexicanos entre los cocineros y camareros.

Sin embargo, entre los eventos más interesantes y notables de los que se presentaron en esta edición de la Feria Internacional del Libro como parte de la clausura, se encuentra la puesta en escena de El Divino Narciso, una obra de teatro que se basa en una obra famosa de una de las escritoras y poetas mujeres más famosas y revolucionarias de todo México: Soy Juana Inés de la Cruz. La puesta en escena estuvo a cargo de la compañía de Teatro de La Rendija, un grupo que conoce bien la obra de la escritora debido a que es originario de Mérida, en México.

Esta obra de teatro, hermosa por los colores y la música que utilizó, pone a reflexionar al público sobre la realidad que está detrás de la conquista de América Latina. Muchos nos quedamos con lo que dicen los libros, pero esta obra elimina ese ideal tan bonito y perfecto que muchos tienen y va al origen, a la eliminación de las religiones que seguían los primeros pueblos y la mala utilización del cristianismo y la violencia para que los  pueblos latinoamericanos siguieran las ideas de los colonizadores europeos.

Resulta interesante todo lo que provoca la puesta en escena con las luces y los diálogos musicales que se hacen entre los distintos personajes. La música lleva a que el espectador vea que la colonización llevó a la sustitución de una religión pagana por otra, la cristiana, y que a pesar de que los nacidos en el Nuevo Mundo intentaron apropiarse de la nueva religión, terminaban cantando otra vez las canciones que les dedicaban a sus dioses, con el mismo ritmo y letra, pues la fe no se puede forzar ni obligar.

Es esta una obra preciosa que se presenta con un sentido hermoso en esta Feria. No solo le da promoción a una increíble escritora mexicana, sino que también lleva a que pensemos un poco más en la realidad que se esconde detrás de eventos históricos que a veces vemos a la ligera sin pensar en todo lo que se esconde detrás.