La vida en Cuba es atareada, llena de calor y movimiento. Estas condiciones hacen que, muchas veces, no tengamos un momento para dedicarle a nuestro cuerpo y a nuestra mente. La entrevistada de hoy, Mónica Rachel García Alvarez, nos habla de cómo podemos llevar a cabo una vida un poco más saludable. Junto a su proyecto, Letras Fit, Mónica nos acerca a estos conceptos que muchas personas escuchamos como lejanos e imposibles de implementar en esta caribeña isla.
¿Qué es Letras Fit y qué podemos encontrar dentro de este proyecto?
Letras Fit es un proyecto joven. Siempre calculo su edad por lo que avanza y no por el tiempo que lleva de fundado. Es mi proyecto profesional y personal. Mi trabajo es mi estilo de vida y eso me encanta. Eso es lo que pretendo proyectar en Letras Fit. Aunque a tiempo parcial, con Letras Fit también tengo el objetivo de crear contenido que ayude a las personas en Cuba a conocer prácticas saludables básicas y con posibilidades reales de aplicarse. Recientemente, lancé junto a mi colega Day Martínez, quien se une como cofundadora, una experiencia llamada Bike & Flow. Consiste en hacer una ruta en bicicleta dentro de la ciudad y terminar la experiencia con una práctica de yoga. Tiene 2 objetivos. Crear una red de mujeres ciclistas en La Habana, que sirva de apoyo y que inspire a otras a optar por este medio de transporte tan saludable. Y promover el bienestar a través del yoga flow.
¿Qué es para ti la salud mental?
Me gusta decir que la salud mental es construir armonía en el mundo emocional. Va de mucha conciencia y mucha presencia. ¿Qué significa esto? Significa tener la claridad de que habrá tiempos de dificultades y tiempos de más calma. Significa conocer qué me afecta y elegir con sabiduría prácticas de autocuidado, aunque a veces implique decir “no” a muchas actividades. Es priorizar el bienestar de dentro y saber que el hecho de ya haber trabajado un tema que me afecta, ese tema puede aparecer nuevamente y no estar superado del todo. Es dejar caer el mito de que en algún momento ya no tendré que trabajar más en mí y en mi salud mental. Es conocer y gestionar emociones para evitar padecimientos y somatizaciones, que es a veces lo más “tangible” a la hora de darse cuenta de que no nos encontramos bien. Salud mental es un concepto amplio que puede ser representado de muchas maneras y enfocado desde distintos ángulos.
¿Qué consejos puedes dar a quienes leen Tunturuntu para lograr un balance saludable en sus vidas?
Cuidar de la salud mental en Cuba, sin dudas es un reto. Teniendo en cuenta de que muchas personas no tienen necesidades básicas cubiertas, cuesta hablar de este tema cuando lo que se hace es sobrevivir, en vez de vivir. A partir de esa base que ya es peculiar, a la hora de trabajar en la salud mental toca dedicar tiempo a cuestionar, a parar, a ver qué vicios tengo, qué prácticas me aportan salud y cuáles me aportan falsa salud disfrazada de placer para tapar heridas del pasado o ansiedades de un futuro soñado, etc. Yo siempre recomiendo empezar de a poco y por el nivel de base que viene siendo el cuerpo, la parte física. Algo tan básico como el gimnasio, por ejemplo, es una práctica que se aborda no siempre desde un ángulo saludable. Muchas personas empiezan en el gimnasio y las frases que escucho cuando llegan son del tipo: quiero subir tal medida, adelgazar por aquí, reducir esto otro, etc. Nadie llega diciendo: quiero trabajar mi postura, mejorar mi sistema respiratorio, optimizar mi salud para que mi cuerpo tenga posibilidades de ser longevo y sano durante su tiempo de vida. El simple hecho de elegir merendar una guayaba y no un pastel con crema se puede decir que es salud mental también. Cuando se logra gestionar con éxito este tipo de decisiones, que implica hacer conciencia sobre lo que sucede dentro del cuerpo cuando lo dañas a través de la alimentación, se comienza a vivir con una mejor salud mental. No se puede hablar todavía de otros niveles de cuidado, porque por ahí se empieza la construcción de una base fuerte de prácticas simples, pero que muchas personas aún no dominan. Y no estoy hablando de una vida de restricciones ni de decir “no” para siempre a la cocina italiana.
Es interesante saber que el camino es el siguiente: veo, percibo la realidad; la filtro pasándola por mi sistema de creencias, mi background de experiencias y lo que la sociedad me ha enseñado; luego pienso u opino al respecto y solo después, es que siento. ¿Qué quiere decir esto? Que siento según pienso y no al revés. Esto es todo un tema que da para una serie de artículos y charlas. Por otro lado, hay preguntas clave que pueden guiarme hacia una mejor salud mental y que parten de una base simple y tienen en cuenta el cuidado del cuerpo. ¿Descanso lo suficiente? ¿Reviso con frecuencia mis emociones y las identifico? ¿Me hidrato bien? ¿Me dedico tiempo? ¿Soy coherente? ¿Práctico el movimiento, ya sea a través de un deporte, caminatas, pilates, alguna actividad al aire libre que me oxigene?
No hace falta estar ya al final del camino, sino conocer mi situación actual e ir explorando y permitiéndome fracasar en la búsqueda, pasos que voy a estar dando para avanzar con una mejor calidad de vida a nivel mental, físico, espiritual. Es clave también saber que el éxito no depende de mí, pero el intentarlo sí.