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“No mañana, pero tampoco nunca”

Por Sara Sánchez

“No mañana, pero tampoco nunca” … decía uno de los intelectuales más agudos que ha parido Cuba. Y esta sentencia de vida, porque lo es, aplica también para los tiempos difíciles que corren en el mundo. Volver a las aulas, a los cines, a los parques, a la supuesta normalidad, si lo era…no será mañana, pero tampoco nunca. Y el nunca, está más cerca de la isla desde el pasado octubre, cuando algunas salas culturales retomaron, no con ciertas reservas, sus presentaciones.

Reabrieron si, las puertas de los teatros y salas teatrales. Pero habrá que pensar si ahora, el teatro se entiende igual, transmite igual, conecta igual…  o si habrá que incorporar mascarillas y normas de seguridad, distanciamientos y olores a cloro a un proceso de creación, que sabemos, es la vida hablando a escala de escena.

“Humo”regresó a la sala Adolfo Llauradó de la Casona Teatral Vicente Revuelta, original del joven dramaturgo Yúnior García, ese, el de “Sangre”, “Semen” y “Jacuzzi”. Es la historia de dos actores frustrados, devenidos fumigadores, a través de los cuales los espectadores (re)pensarán el cine y en particular, el nuestro. Obvio, como las obras de Yúnior, cuestionadora en esencia, esta obra descubre el burocratismo ineficiente, el desmoronamiento de las relaciones interpersonales ante las nuevas tecnologías y el discurso reiterativo y envejecido de la institucionalidad; pero, sobre todo, rinde homenaje al cine. Esa es la esencia…

Volvió también “En privado con la Reina”. Bajo la égida de Jorge Mederos y con la actuación especial de Mayra Mazorra, cobró vida la pieza escrita para homenajear a Celeste Mendoza: “La Reina del Guaguancó”. Fue a parar al Café-Teatro del Complejo Cultural Bertolt Brecht, la salita ocogedora, de las tantas del circuito Línea, en la capital.

¡Y qué decir de “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”! Desde el 20 de octubre pasado Teatro El Público retomó las funciones de esta obra seguida por largas temporadas. Claramente, con sus medidas de la nueva etapa de la lucha por superar la pandemia en un ámbito donde sabemos, lo físico, lo humano, el sudor, el abrazo…todo lo que no debe hacerse, cobra sentido.  La pieza del alemán Rainer Werner Fasbinder, con puesta en escena del Premio Nacional de Teatro Carlos Díaz, es uno de los éxitos del repertorio de esta agrupación. Esta vez, con tres elencos, vuelve a la sede del grupo, el Trianón de Línea y Paseo, en sus horarios habituales de viernes a domingo. Felicidad, podría decirse.

Hubo más, hubo danza, hay danza. Hubo teatro para niños, hay teatro para niños. Más salas con público, más obras en ensayos, algo de voces tras los telones, olores de rancio maquillaje mezclados con soluciones cloradas, distancias y abrazos a medias… Todo muy raro, pero todo andando de un modo desconocido, que, aunque nuevo, andar que es lo importante.

Se anuncian para los días de noviembre ya unos cinco estrenos que vienen de la mano de la Semana de Teatro Alemán, entre ellos “La excepción y la regla”, escrita por Brecht y montada por Alexis Díaz de Villegas y la pieza “Cómo puedo encontrarte, atraerte y convencerte para que te quedes”; de AnjaHiling y dirigida por Sahily Moreda.

A esta buena nueva en la capital cubana se suma, además, “Wonderland Ave”, de SibylleBerg, así como “Furor”, escrita por Lutz Hübner y Sarah Nemitz y “Todos mis hermosos caballos”, versión de Michael Kohlhaas, de Heinrich vonKleist.Y para ser justos continúa la ya mencionada y feliz “Las amargas lágrimas de Petra von Kant”, todo noviembre.

Agrupaciones como Impulso, Compañía del Cuartel, El Público, Ludi y Teatro de la Fortaleza, destacan en el programa de presentaciones, que tendrán lugar a la par del espacio teórico previsto en la Fundación Ludwig sobre los lazos entre textos alemanes y directores cubanos, así como en la importancia del traductor, para de algún modo asentar los textos a ámbito nacional.

Y la imperdible sede de Argos Teatro, por la Calle Ayestarán, donde la compañía Trébol Teatro presentará su obra Hembra, durante noviembre y diciembre para 40 personas por función…son pocos sí, pero son.

De a buchito como se dijera en la isla, empieza la normalidad. Una normalidad ajustada a los nuevos tiempos. Más complejo para el teatro que se construye en colectivo, en cercanía, con la piel… habrá que repensarlo, obvio. Pero en tanto andar decíamos, eso cuenta. Porque no será mañana, pero tampoco nunca que volvamos a agolparnos en las puertas de un teatro para gritar bravo.