¿Los invitados?

Todos esos invitados son personas a las que le tengo mucho aprecio y se preocupan por mí. Si en algún momento estuvieron preocupados por el hecho de que yo estuviera fuera de foco, o sin encontrarme, quise demostrarles que estoy bien. No siempre, pero sí puedo encontrar ese punto de equilibrio donde me siento en paz y me siento feliz. Es un punto muy precario, porque creo que la felicidad y la calidad del amor propio se desplaza en un movimiento asintótico entre la felicidad y la tristeza. Lo más complicado no es estar siempre feliz, lo más difícil está en mantenerse lo más cerca posible del equilibrio y poder ser capaz de disfrutar un momento de extrema alegría y estar presente, al igual que para uno triste, comprendiendo que todo pasará, que todo es un equilibrio entre opuestos.

Laura dejó que su alma guiara este momento y reconoce que puede verse como un acto egocéntrico. Sin embargo, se adueña de este hecho rectificando que, en adición, es una manera de demostrar que está presente y que es parte de un proceso que se compara con un acto de magia, con la expresión de su voluntad. Criticada por muchos, Laura Carril ató su vida con ella misma esa noche y, aunque lee todos esos comentarios, de ellos solo tomó una enseñanza: todos somos diferentes y la mayoría de los errores que cometemos son por juzgar, basados solo en estereotipos.

Segura de que lo volvería a hacer si pudiera, Laura Carril Herrera mostró al mundo una versión de ella que es fuerte y a la misma vez, muy vulnerable. Así son su personalidad, su vida y su cuenta de Instagram, trasparentes.