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Arquitectura, chisme e historia: Juglar habanero nos cuenta.

Es posible que, de tanto caminar las calles de La Habana, tus ojos se acostumbren a la majestuosidad de muchos de sus rincones. Sin embargo, no podemos olvidar las historias que respiran sus paredes y puertas. Para recordar algunos de estos jugosos datos, te traemos hoy, los chismes más interesantes de esta ciudad. Acompañados por Ian Pablo, mejor conocido como Juglar habanero, Tunturuntu recorre algunos edificios emblemáticos de La Habana.

Capitolio de La Habana:
El edificio icónico de esta ciudad por derecho. Todavía no se ha erigido ningún otro que sea capaz de encararlo y robarle ese titulo- excepto, tal vez, la Plaza, que en mi opinión es como su antítesis. La intención de construirlo inició en 1910, pero originalmente no se pensaba que fuera un Capitolio sino un Palacio Presidencial. Se convocó a concurso el diseño, y se eligió el presentado por Eugenio Sorrentino y Eugenio Rayneri (su hijo). En 1912 inicia la construcción (se demuele la antigua estación de trenes Villanueva que ocupaba el terreno), pero durante el gobierno de Menocal se decide cambiar la ubicación del palacio y usar lo poco que se había construido de él para la construcción de un Capitolio. Para ello se hicieron modificaciones en el diseño original por Felix Cabarrocas y Mario Romañach (hijg), quienes le adicionaron los hemiciclos y una cúpula inspirada en la del Panteón de París. La obra se paraliza tras la crisis económica y se vuelve a retomar con Machado, quien ordena otro rediseño a la firma de Govantes y Cabarrocas, y al arquitecto Raul Otero, quienes le dan su aspecto actual, y se inaugura el 20 de mayo de 1929. Por todo esto se dice que el Capitolio de La Habana no tiene un solo autor, fue un trabajo conjunto.
Mansión Pollack:
el proyecto culminante de la vida profesional del arquitecto cubano Leonardo Morales y uno de los exponentes más encumbrados del eclecticismo cubano. Mark Pollack fue un comerciante de tabaco estadounidense establecido en La Habana que, además, era un pintor aficionado, y por ello quiso una casa de estilo renacentista italiano (muy en sintonía con su alma de artista) traída a la realidad por Morales, aunque este le dio su toque personal con algunos elementos neocoloniales. La construcción inicia en 1927 y termina en 1930. La casa está emplazada en el antiguo Country Club (hoy Cubanacán), una verdadera villa florentina entre palmas reales y tinajones.
Edificio Bacardí:
En su momento se escribió que el edificio Bacardí tenía mármol y granito de todas las naciones europeas, pues existía material procedente de Alemania Suecia, Noruega, Italia, Francia,Bélgica y Hungría.Perteneció a la empresa ronera Bacardí, que adquirió pequeñas propiedades en la esquina de las calles Montserrate y San Juan de Dios con el objetivo de construir su nueva sede en La Habana. Convocaron un concurso para un número limitado de arquitectos con un premio de mil pesos al mejor diseño, y se eligió el presentado por Esteban Rodríguez Castells con Rafael Fernández Ruenes y José Menéndez Menéndez, quienes proyectaron el edificio en el más legítimo estilo art deco. Fue el edificio más alto de La Habana al ser terminado en 1930. Remata su cúspide la escultura de un murciélago, símbolo de la compañía. El edificio tiene un total de 12 plantas y por la mala calidad del terreno en que se erigió se necesitaron hincar en el subsuelo alrededor de 500 pilotes de jiquí y júcaro negro en el subsuelo para que la estructura fuese segura.Como dato, según Juan Cuevas de la Toraya, fue el primer edificio en Cuba donde se utilizó mármol verde (en el lobby).