El pasado mes de septiembre se estrenó, en el Festival de Cine de Telluride, el documental “El Caso Padilla”. Bajo la dirección del cineasta cubano Pavel Giroud, este largometraje nos lleva hasta el pasado del poeta cubano Heberto Padilla y, de una manera nunca antes vista, nos muestra verdades ocultas años atrás. En esta ocasión, Tunturuntu tuvo la oportunidad de conversar con Giroud y así conocer, un poco más, sobre lo que ocurre detrás de la realización de esta increíble obra.
El festival de San Sebastián tuvo una gran acogida ¿Qué ha significado para esta obra?
Antes estuvo en Telluride, que para muchos en nuestro gremio, hoy por hoy, es el más importante festival de la industria en Estados Unidos de cara a su temporada de premios. San Sebastián era una plaza que nos generaba incertidumbre. Cuenta la leyenda que existe en Euskadi una afinidad tremenda con la revolución cubana. Al menos eso me decía mucha gente. Lo cierto es que fue ovacionada, aun cuando muchos salieran de la sala cabeza gacha, como si estuvieran avergonzados con lo que acababan de presenciar. La prensa en general nos aupó. Algunos de los principales críticos de España establecieron una importancia histórica en el film y a mí, en lo personal, me satisfizo, que más allá de concederle la valía que tiene la revelación de semejante material del que mucho se ha hablado, pero que pocos privilegiados habían visto, celebraron sus valores cinematográficos.
¿Cómo y cuándo crees que el público cubano que vive en Cuba pueda ver este filme?
Esa es una pregunta para las máximas autoridades cubanas. Fíjate que libro de responsabilidad a las cinematográficas y sus superiores culturales. Dos filmes cubanos estaban en San Sebastián y no salió una sola nota al respecto en los medios de prensa oficiales. Ni siquiera mencionaron a Vicenta B de Carlos Lechuga, una película financiada en parte con el fondo de Fomento Cubano, un fondo oficial del estado, lo cual debería ser orgullo para la dirigencia cultural en un país normal. Si no hablan de ellas, dudo mucho que las proyecten. Si por nosotros fuese, cerrábamos un acuerdo de distribución allá mañana mismo, pero ellos prefieren poner “Blonde” pirateada que las de sus cineastas. No me imagino que sintieran lo mismo por Ana de Armas si interpretara a la poetisa Belkys Cuza, la esposa de Heberto Padilla, también sacrificada aquella noche.
¿Qué podemos esperar de P. G. en estos próximos tiempos?
Deseos y empeño por seguir haciendo cine. Estoy en tres series como creador, pero mi pasión es escribir y hacer películas. Sigue rotando en la cola mi película “El Soldado Perfecto”, una historia en Colombia, preacuerdos de paz y otras sorpresitas, que al igual que esta, para lograrlas, han de andar ocultas.