Alejandro trabaja solo, aunque muchas veces su amiga, Amanda Michel, le da una manita con temas de ventas y merchandising. La semana de trabajo la prepara los domingos y siempre intenta recordar a tiempo las diferentes fechas importantes que se avecinan. Las publicaciones pueden cambiar, si lo considera necesario, y esto lo ve como una ventaja porque nunca sabe lo que se puede encontrar por el camino. Las ideas más locas las escucha en la calle, detrás de la cola del pan, esperando alguna guagua o prestando atención a los abuelos. Luego están los seguidores, los cuales se han convertido en parte de este proyecto, no exclusivamente al interactuar, sino también al enviar ideas a través de los mensajes directos de la página.