En el corazón del panorama teatral cubano, la Compañía de Teatro Estaciones se erige como un espacio donde la imaginación florece y los sueños cobran vida. Fundada por Rubén Darío Salazar y Zenen Calero, esta compañía recién cumple este agosto sus 31 años y ha logrado crear un universo atemporal que invita tanto a niños como a adultos a redescubrir la esencia de su propia existencia.
Desde sus inicios, Estaciones ha estado marcada por un compromiso con la creatividad y la innovación. En cada producción, se percibe la influencia de grandes referentes de la literatura y el arte, como Dora Alonso, cuya obra ha dejado una huella imborrable en la cultura cubana. La figura de Pelusín del Monte, el entrañable títere nacional creado por Alonso (1956) en colaboración con los hermanos Camejo, resuena en el trabajo de Estaciones, recordándonos que la identidad y la cultura son pilares fundamentales en la formación de nuestra realidad. Así, la compañía no solo entretiene, sino que también educa y nutre el espíritu colectivo.
Una visita a los ensayos de Estaciones revela la magia que emana de este lugar. La energía palpable, las risas y el fervor creativo son testimonio de un equipo apasionado que trabaja sorteando toda adversidad para llevar historias al escenario. La atmósfera es tan envolvente que uno se siente transportado a un mundo donde la imaginación es la única realidad que importa. En este espacio, cada rincón parece contar una historia, cada actor se convierte en un vehículo de emociones y cada puesta en escena es una celebración de la vida misma.
Obras como «Una niña con alas» nos recuerdan que lo intangible puede ser tan poderoso como lo visible. Doralina, aunque nunca aparece físicamente, representa esa conexión profunda entre los sueños y la realidad, evocando la esencia de cada niño cubano que ha crecido con las historias de Alonso. A través de su arte, Estaciones logra tocar fibras sensibles en el público, recordándonos que los valores fundamentales de nuestra identidad trascienden ideologías y se encuentran en lo más profundo de nuestro ser.
En un mundo saturado de distracciones, Rubén y Zenen nos invitan a desconectarnos y sumergirnos en sus narrativas. Al apagar nuestros dispositivos móviles y dejar que el alma de los actores nos envuelva, experimentamos un viaje transformador. La imaginación se convierte en el hilo conductor que nos une a nuestra infancia, a nuestras esperanzas y a nuestros sueños más anhelados. En esos momentos mágicos, comprendemos que somos parte de una historia más grande, donde cada uno tiene un papel que desempeñar.
La Compañía de Teatro Estaciones no solo es un referente artístico en Cuba; es una luz de esperanza y creatividad que nos recuerda la importancia de soñar. En su búsqueda constante por explorar nuevas formas de expresión, Rubén Darío Salazar y Zenen Calero han logrado construir un legado que perdurará en el tiempo. Así como Pelusín del Monte ha vivido durante casi 70 años en los corazones de los cubanos, las obras de Estaciones seguirán resonando en las generaciones venideras, recordándonos que la vida es un viaje lleno de posibilidades y que nunca debemos perder la capacidad de soñar. ¡Feliz vida y mejores tiempos futuros a la Compañía de teatro las Estaciones y felices próximos 70 años, Pelusín del Monte!
Autora: Gretel Lobelle
Fotografía: Néster Núñez