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Mujeres que vuelan

Antes de conocer el sexo de mi bebé, recuerdo que deseaba mucho que fuese varón. Sentía que así quedaría exonerado de ciertos peligros, reglas y deberes que la sociedad pone en los hombros de las mujeres; y no es que los hombres vayan ligeros por la vida, ellos llevan también sus cargas y estereotipos. Sin embargo, los que yo conocía en carne propia y no quería para mi descendencia, estaban asociados a mi condición de mujer; creía entonces que se vivía mejor siendo hombre. Pero, contra todo pronóstico,di a luz a una niña.

A sus dos años, un día especialmente abrumador, desatinó mi rutina con una de sus ocurrencias: – “mamá, ¡quiero volar!”,dijo en el idioma que manejan las pequeñas de su edad y que las madres entendemos a la perfección. Levanté los ojos de la computadora y vi una niña que agitaba los brazos mientras sonreía a carcajadas.

La petición de mi hija me estuvo rondando un ratola cabeza, no por su sentido literal, sino en una dimensión más simbólica. Ella puede y podrá volar -pensé- no comoaves y aviones, pero sí como una mujer de su tiempo.

No fue casualidad que conectara el feminismo que me corre por las venas con la ocurrencia de mi pequeña,es que también transcurría marzo, el mes de festejar el día de las féminas en todo el mundo.

En relación a mi defensa feminista tengo muchísimas historias. De hecho, cierta vez, alguien a quemarropa me espetó: – “si defiendes la igualdad entre mujeres y hombres, ¿por qué solo se celebra el día de las mujeres?”.

Evidentemente, mi interlocutor no estaba muy actualizado sobre el tema: sí existe un Día Internacional del Hombre y es el 19 de noviembre. Sin embargo, no es su desconocimiento lo que me desconcierta, sino la lógica de creer que el feminismoesuna guerra contra los hombres. Nada más lejos de la realidad.

A pesar del calor del debate, alcancé a explicarle también, que el día de la mujer es un recordatorio de los derechos que hemos tenido que conquistary con los que nacían los hombres históricamente. Por eso, el 8 de marzo no queremos felicitaciones ni flores ni que comparen nuestra belleza con “el rocío del campo”, exigimos igualdad, justicia y paz.

De hecho, el origen de esta conmemoración está marcado por sucesos históricos en los que perdieron la vida muchas mujeres. Uno de los más trascendentales fue el incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, en Nueva York en 1911, en el que perecieron más de 140 trabajadoras. No fue hasta 1975 cuando Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Entonces, lejos de considerarse un festejo, esta fecha se vuelve más bien una reflexión sobre los desafíos que todavía existen para las mujeres alrededor del mundo. Desde los feminicidios y el acoso sexual hasta la discriminación social y laboral.

Cada año, por esta fecha mujeres de todo el mundo se unen para exigir lo que siempre les perteneció. Mientras permanezcan desigualdades salariales, mientras exista disparidad en la educación, en el acceso a oportunidades de empleo y cargos políticos, … mientras una sola mujer sea violentada, la lucha no termina. Aunque no podamos en 2021 salir a la calle, otros espacios haremos nuestros.

Las voces que nos juntamos hoy por esta causa llevamos el espíritu de quienes dejaron la piel en la historia, aunque todavía nos queden demasiados derechos por conquistar, después de más de medio siglo de lucha.

Somos descendientes de talentosas científicas, pintoras, brujas,bailarinas, activistas sociales, escritoras, madres o simplemente, de mujeres que se enfrentaron desde sus pequeños espacios a la opresión del patriarcado.Gracias a esa lucha mi pequeña podrá alzar la voz como una mujer de su tiempo. Somos, a fin de cuentas, hijas de mujeres que vuelan.