Finales Obligados de Joseph Ros

Finales Obligados
de Joseph Ros

Por: Sara Sánchez

12 de Abril 2020

Siempre ha aparentado más edad de la que realmente tiene. Y esto es más una idea preconcebida que una evidencia. Estereotipos que nos unen la idea de éxito con canas en demasía. Él es de los que logran convencerte desde que está cruzando la calle que trae la razón y que siempre, siempre, apuesta al centro de la diana. Debe ser que no ha tenido mucho tiempo para equivocarse y que ha aprendido a golpes de la vida, de su corta vida, que a veces solo hay una única vez para hacer las cosas bien. 

Joseph Ros, como apocope artístico de un nombre que no se pegaría tanto en el público, es uno de los que cree que desde la visualidad también se puede hacer un mundo mejor. Y a eso se dedicó. A ponerle imágenes a los sonidos, a componer un mundo otro que, desde un concepto rebuscado o la simple belleza de la luz, enamorara de un zarpazo. Y es que tal vez solo apostó por unir algo de lo que más feliz le hace: la música y las figuras… Ah, también adora verle la cara de susto a los especialistas que arrastra a sus videos clips cuando le espeta una idea que ya ha dado más de una vuelta en su cabeza… 

Y si, es que los rodajes de este director de audiovisuales tienen fama de ser infinitos, sobrehumanos, complicados…pero que bien cuando vemos una obra estéticamente impecable. Joseph es de los que pone todo en función del resultado último, de una obra redonda, de un segundo perfecto, al que le sigue otro segundo perfecto. No importa si hay que lanzar una vietnamita 18 veces del arco del Barrio Chino de La Habana, con un despliegue insólito de equipamiento en medio de la calle a la hora pico de una ciudad que ama el espectáculo. La vietnamita debe aterrizar pulcra, divina, impoluta… no hay negociación posible para el dejo y la chapuza. Ya luego se olvidaran supongo, las 27 horas de grabación.  

No en vano una larga lista de artistas de los más disimiles géneros musicales, no solo del patio vale aclarar, apuestan por su trabajo. Mencionar solo algún nombre fuera injusto, y mencionarlos todos fuera abusivo…vaya, que estaríamos rato, buen rato leyendo sobre quienes han decidido confiar ciegamente en su dirección. Lo cierto es que cuando ves uno de sus videos, sabes, o intuyes, que no vas a dejar de mirarle hasta el final. 

El nombre de Joseph Ros está ligado indiscutiblemente a los Premios Lucas en Cuba-colección gigante de estos galardones que tiene-, al refresco de Cola hace unos años atrás, y a las imitaciones de Michael Jackson cuando logra sentirse cómodo en un sitio. También está pegado, sin discusión, a una crítica filosa, a un humor negro bastante agudo y a un concepto de lealtad que toca dilucidar con muchas horas de cercanía. Pero nada de esto son moldes estrictos para saber a ciencia cierta cómo es, porque si algo tiene es que no deja de sorprender. 

Lo real es que siempre está pegado, analizando detalle por detalle, dibujando y desdibujando ideas, buscando incansablemente cómo despegarse de lo común y tener, sino una obra maestra, un cumplido digno como final obligado… La constancia premia, y si talento no le falta, Joseph Ros, es la viva encarnación de que el trabajo si duro y sacrificado, con mucho empeño, rinde frutos.